
Stitch ha encontrado un hogar con Lilo, Nani y su nueva ohana, y todo parece marchar bien. Pero algo está cambiando: Stitch comienza a comportarse de forma extraña, incontrolable y peligrosa. Nadie lo entiende, ni siquiera él. ¿Está volviendo a ser malo? ¿O hay algo roto en su interior? Mientras tanto, Lilo se esfuerza por seguir los pasos de su madre en un concurso de hula, sin saber que su mejor amigo está enfrentando una batalla invisible.
La causa de los problemas de Stitch es técnica: su molécula principal de energía está inestable. Pero lo que realmente está en juego es su lugar en la familia. ¿Qué pasa cuando sientes que ya no encajas? ¿Qué haces cuando te saboteas a ti mismo sin querer? Stitch en cortocircuito explora la fragilidad emocional de un personaje diseñado para el caos pero moldeado por el amor.
A diferencia de otras continuaciones animadas, esta película se sitúa justo antes de los eventos de la serie y otras secuelas. Dirigida por Michael LaBash, mantiene el estilo visual y narrativo de la primera entrega: emotiva, divertida y profundamente familiar. No hay grandes batallas ni villanos espaciales… solo una historia íntima sobre aceptación y miedo a fallar.
La música sigue siendo un elemento clave. El hula como herencia cultural se entrelaza con canciones de Elvis que marcan el ritmo emocional. Lilo busca honrar a su madre a través del baile, mientras Stitch lucha con su propia naturaleza. El resultado: una historia pequeña en escala, pero grande en sentimientos.
Lilo y Stitch 2: Stitch en cortocircuito es una historia sobre fragilidad, redención y lo difícil que es sentirse digno del cariño que recibimos. Perfecta para quienes crecieron con la primera película y quieren seguir explorando el corazón de esta familia poco convencional. Porque incluso los más fuertes… a veces necesitan ser reparados con ternura.