
Dirigida por John Woo, Misión imposible 2 (Mission: Impossible II) llegó a los cines en el año 2000 con un estilo completamente diferente a la primera entrega. Más estilizada, con acción exagerada y una fuerte influencia del cine de acción de Hong Kong, la película consolidó a Tom Cruise como un héroe de acción global y expandió la saga hacia un tono más espectacular y romántico.
En esta ocasión, Ethan Hunt debe recuperar un arma biológica conocida como Quimera, que amenaza con desatar una catástrofe mundial. Para ello, se infiltra en un círculo criminal liderado por el ex agente renegado Sean Ambrose (Dougray Scott), quien planea liberar el virus para lucrarse con la cura. Ethan contará con la ayuda de Nyah Hall (Thandiwe Newton), una hábil ladrona y ex pareja de Ambrose, con quien desarrolla una relación cargada de tensión y romance.
Tom Cruise regresa como Ethan Hunt, mostrando una faceta más romántica y al mismo tiempo más física, con acrobacias y combates cuerpo a cuerpo que marcan el sello del filme. Thandiwe Newton aporta carisma y elegancia como Nyah, mientras que Dougray Scott interpreta a un villano frío y calculador. Ving Rhames vuelve como Luther Stickell, el aliado fiel de Ethan, aportando continuidad y lealtad a la saga.
John Woo impregna la película de su inconfundible estilo visual: cámaras lentas, explosiones espectaculares, palomas en escenas de acción y coreografías de combate casi operáticas. La estética es más colorida y estilizada, con secuencias que van desde persecuciones en motocicleta hasta enfrentamientos aéreos, consolidando un tono más exagerado y espectacular que la primera entrega.
La banda sonora destaca por la colaboración de Hans Zimmer, quien aportó un sonido épico y moderno. Además, el tema principal fue reinterpretado por Limp Bizkit en una versión de rock alternativo que definió el estilo vibrante y juvenil de la película. El tono general es más romántico, explosivo y estilizado, reflejando la visión de Woo.
Misión imposible 2 (2000) se diferencia de su predecesora al apostar por la acción exagerada y el espectáculo visual, lo que la convirtió en un gran éxito de taquilla. Aunque polarizó a la crítica, es recordada como la entrega más estilizada de la saga y un ejemplo del cine de acción de principios de los 2000. Una película que, con sus excesos y romanticismo, dejó escenas icónicas que marcaron a la franquicia.