
Dirigida por Kim Yong-hoon y basada en la novela de Keisuke Sone, Golpe de suerte (*Beasts Clawing at Straws*) es un thriller criminal con humor negro que entrelaza varias historias alrededor de un botín hallado por azar. Con estructura capitular y tono de tragicomedia, la película explora cómo la codicia empuja a gente común a decisiones impensables.
Todo comienza cuando un trabajador de sauna encuentra un bolso repleto de efectivo. Alrededor de ese hallazgo orbitan un agente aduanero ahogado en deudas, una mujer de negocios con aires de femme fatale, una esposa en una relación violenta y un joven amante con planes precipitadamente “brillantes”. Las tramas, al principio aisladas, se cruzan como fichas de dominó hasta desembocar en un torbellino de engaños, traiciones y retribuciones irónicas.
El elenco brilla con interpretaciones precisas y cargadas de matices: la calculada frialdad de la empresaria, la desesperación del funcionario endeudado, la vulnerabilidad de la mujer que busca escapar y la terquedad del hallador del dinero. Cada personaje está dibujado con detalles que revelan sus motivaciones y límites morales, sosteniendo el rompecabezas narrativo con credibilidad.
Kim Yong-hoon narra en capítulos que funcionan como piezas de un reloj: Deuda, Presa, Cadena alimenticia, Tiburón, Lucky Strike y Bolsa de dinero. La puesta en escena combina luces de neón, interiores sórdidos y encuadres precisos que potencian el aire de cine negro contemporáneo. El montaje revela información a cuentagotas y recontextualiza hechos con elegancia, manteniendo la tensión hasta el último giro.
La música y el diseño sonoro se mantienen contenidos para enfatizar la incomodidad: silencios cargados, ruidos cotidianos y estallidos puntuales subrayan la espiral de violencia. La partitura refuerza el tono fatalista sin eclipsar la ironía que recorre la historia.
Golpe de suerte (2020) mezcla humor negro, tensión y comentario social en un engranaje milimétrico sobre la avaricia. Con dirección segura, estructura ingeniosa y un reparto sólido, se erige como un destacado neo-noir coreano donde el destino y el dinero juegan a la ruleta con los personajes… y con el espectador.