
Dirigida por Victor Fleming, El mago de Oz (The Wizard of Oz) es una de las películas más icónicas de la historia del cine. Estrenada en 1939 y producida por Metro-Goldwyn-Mayer, esta obra maestra musical se convirtió en un símbolo cultural gracias a su innovador uso del color, canciones inolvidables y personajes entrañables que han trascendido generaciones.
La historia sigue a Dorothy Gale (Judy Garland), una joven que vive en Kansas y sueña con un lugar “donde los problemas se desvanecen”. Tras un tornado que arrasa su hogar, Dorothy es transportada mágicamente a la tierra de Oz, un mundo fantástico lleno de brujas, criaturas extraordinarias y un camino de ladrillos amarillos que la llevará hacia el misterioso Mago de Oz.
En su travesía, Dorothy conoce a tres compañeros inolvidables: el Espantapájaros, que busca un cerebro; el Hombre de Hojalata, que desea un corazón; y el León Cobarde, que anhela valor. Juntos emprenden un viaje hacia la Ciudad Esmeralda para pedirle al Mago que cumpla sus deseos, enfrentándose en el camino a la Malvada Bruja del Oeste.
Judy Garland ofrece una actuación icónica que la convirtió en una estrella internacional, especialmente gracias a su interpretación de “Over the Rainbow”, una de las canciones más emblemáticas del cine. Ray Bolger, Jack Haley y Bert Lahr aportan humanidad y humor a sus roles como compañeros de Dorothy, mientras que Margaret Hamilton dejó una huella imborrable como la Malvada Bruja.
La película es célebre por su uso pionero del Technicolor, marcando uno de los momentos más recordados del cine: el paso de la escala de grises de Kansas a los vibrantes colores de Oz. Su diseño de producción, vestuario y efectos especiales fueron revolucionarios para su época, creando un universo visual que sigue deslumbrando a espectadores modernos.
La música, compuesta por Harold Arlen y Yip Harburg, incluye clásicos inmortales como “Over the Rainbow”, “We’re Off to See the Wizard” y “If I Only Had a Brain”. Estas canciones no solo enriquecen la historia, sino que se convirtieron en parte esencial de la cultura popular.
El mago de Oz ganó dos premios Óscar, incluyendo Mejor Canción Original, y fue nominada a Mejor Película. Con el tiempo, su impacto cultural ha crecido enormemente: en 1989 fue seleccionada por la Biblioteca del Congreso de EE. UU. para su preservación en el Registro Nacional de Cine. Es considerada una obra maestra atemporal y uno de los musicales más influyentes jamás realizados.
Más que un cuento infantil, El mago de Oz es una historia sobre el valor, la amistad y la búsqueda del hogar interior. Su mezcla de innovación técnica, actuaciones memorables y mensaje universal la convierten en una joya cinematográfica que sigue brillando más de ocho décadas después de su estreno.