
Dirigida por David Fincher y basada en la novela de Stieg Larsson, La chica del dragón tatuado es un thriller inquietante que combina intriga, violencia y un retrato feroz de la corrupción moral. Protagonizada por Rooney Mara y Daniel Craig, la película ofrece una historia envolvente sobre la búsqueda de la verdad en medio de un pasado plagado de mentiras. Con su tono sombrío y su ritmo hipnótico, Fincher demuestra una vez más su maestría para explorar el lado más oscuro del ser humano.
La trama sigue al periodista Mikael Blomkvist (Daniel Craig), quien tras un escándalo profesional acepta investigar la desaparición de Harriet Vanger, una joven perteneciente a una poderosa familia sueca. A medida que profundiza en el caso, descubre una red de secretos perturbadores y crímenes olvidados. Para resolver el misterio, se une a Lisbeth Salander (Rooney Mara), una hacker brillante, antisocial y marcada por un pasado violento. Juntos forman una alianza tan inusual como efectiva.
Rooney Mara entrega una actuación impactante que redefine al personaje creado por Larsson. Su Lisbeth Salander es una figura compleja: fría, brillante, agresiva y, a la vez, profundamente herida. Cada gesto, mirada y palabra transmiten inteligencia y dolor. Su transformación física y emocional es total, y su presencia en pantalla resulta magnética. Daniel Craig complementa perfectamente el tono con un Blomkvist más sobrio, racional y humano, creando un dúo de opuestos que se equilibra con naturalidad.
David Fincher demuestra una vez más su dominio del suspenso y la atmósfera. Con una puesta en escena precisa, tonos fríos y una narrativa que no da respiro, construye un mundo opresivo y fascinante. La fotografía de Jeff Cronenweth refuerza la sensación de aislamiento y misterio, mientras la música de Trent Reznor y Atticus Ross aporta un sonido inquietante que envuelve cada escena con tensión. La secuencia de apertura —una joya audiovisual— marca el tono perfecto para la oscuridad que sigue.
A medida que Blomkvist y Lisbeth se adentran en el caso, la película mezcla el ritmo del thriller con una exploración del trauma y la venganza. No se trata solo de descubrir quién es el culpable, sino de exponer los horrores que se esconden bajo el poder y la apariencia. Fincher maneja los silencios y los estallidos de violencia con precisión quirúrgica, logrando un equilibrio entre lo perturbador y lo profundamente humano.
La chica del dragón tatuado (2011) es una obra intensa, elegante y emocionalmente devastadora. Con una dirección impecable, un guion inteligente y actuaciones sobresalientes, ofrece una experiencia cinematográfica que atrapa desde el primer minuto. Rooney Mara brilla como una heroína moderna y trágica, mientras Fincher transforma el misterio en arte visual. Un thriller que no solo intriga, sino que deja cicatrices, recordándonos que la verdad, a veces, es más oscura de lo que imaginamos.