
Dirigida por Wes Craven y escrita por Kevin Williamson, Scream es una de las películas más influyentes del cine de terror moderno. Estrenada en 1996, revitalizó el género slasher con una mezcla única de horror, suspenso y humor autorreferencial. Con su icónico asesino enmascarado y su guion inteligente, la película redefinió las reglas del miedo para toda una generación.
La historia se desarrolla en el pequeño pueblo de Woodsboro, donde una serie de asesinatos brutales sacude a la comunidad. La estudiante Sidney Prescott (Neve Campbell) se convierte en el blanco de un misterioso asesino conocido como Ghostface, quien se comunica con sus víctimas a través de llamadas telefónicas antes de atacar. A medida que la tensión aumenta, Sidney y sus amigos descubren que cualquiera podría ser el asesino… incluso uno de ellos.
Neve Campbell brilla como Sidney, una protagonista fuerte, valiente y emocionalmente compleja que se convirtió en un ícono del cine de terror. Courteney Cox destaca como la ambiciosa periodista Gale Weathers, mientras David Arquette aporta ternura como el ingenuo oficial Dewey Riley. El elenco se completa con Skeet Ulrich, Matthew Lillard y Rose McGowan, quienes aportan juventud, humor y energía a una historia que juega con los estereotipos del género.
Con Scream, Wes Craven no solo dirigió un slasher eficaz, sino que reinventó el género al hacerlo consciente de sí mismo. Los personajes conocen las “reglas de las películas de terror” y aun así caen en ellas, creando un juego constante entre ficción y realidad. La dirección combina tensión, ingenio y ritmo perfecto, mientras el guion de Kevin Williamson equilibra el miedo con diálogos ingeniosos y referencias al cine clásico de horror.
La película no se limita a los sustos y asesinatos: es una crítica y un homenaje al mismo tiempo. Desde su impactante escena inicial con Drew Barrymore hasta su sangriento clímax, Scream combina brutalidad y sátira con maestría. La banda sonora y la edición contribuyen a mantener la tensión, mientras Ghostface se consolida como uno de los asesinos más reconocibles del cine moderno.
Scream (1996) marcó el renacimiento del terror en los años 90, dando inicio a una franquicia que mezcló el miedo con la ironía. Con una dirección brillante, un guion afilado y personajes memorables, la película logró trascender su época y convertirse en una referencia obligada del género. Un grito que sigue resonando casi tres décadas después, recordándonos que el terror… nunca muere.