
Dirigida por David Blue Garcia, La masacre de Texas (Texas Chainsaw Massacre) trae de vuelta al icónico Leatherface en una secuela directa del clásico de 1974. Esta nueva versión combina el espíritu brutal del terror original con una mirada moderna hacia el miedo, la culpa y la violencia social. Más sangrienta, más rápida y visualmente impactante, la película promete terror puro sin concesiones.
Un grupo de jóvenes emprendedores llega a un pequeño pueblo de Texas con la intención de revitalizarlo y convertirlo en una comunidad moderna. Pero su ambicioso proyecto despierta algo que nunca debió ser perturbado: el regreso de Leatherface, el legendario asesino que lleva casi cincuenta años oculto. La pesadilla se desata cuando la motosierra vuelve a rugir, cobrando nuevas víctimas en un escenario que mezcla lo rural con lo decadente.
El elenco joven, encabezado por Sarah Yarkin, Elsie Fisher y Jacob Latimore, aporta frescura a una historia que confronta lo moderno con lo clásico. Sin embargo, es el regreso de Sally Hardesty —la única sobreviviente del film original— lo que le da al relato un sentido de cierre y venganza. Su personaje se convierte en el puente entre el pasado traumático y el presente sangriento, en una batalla final tan simbólica como brutal.
La dirección de David Blue Garcia mantiene un ritmo frenético, con secuencias de terror explícito y una fotografía que combina el calor opresivo del sur con una estética moderna. Las escenas de violencia son gráficas, intensas y sin filtros, recordando al público por qué La masacre de Texas es una de las franquicias más crudas del género. El uso del silencio y los sonidos metálicos refuerza la sensación de peligro constante.
Aunque su base es la supervivencia y el horror físico, la película también explora temas actuales como el trauma, la justicia y la desconexión generacional. Leatherface no es solo una figura del terror, sino el reflejo de una violencia que se niega a morir. Su regreso simboliza el ciclo inquebrantable del miedo y la represión, envuelto en una atmósfera tan desesperante como hipnótica.
La masacre de Texas (2022) es un homenaje salvaje al terror original, que actualiza la fórmula con un estilo más directo y visualmente poderoso. Es brutal, ruidosa y sin pretensiones: una pesadilla moderna que devuelve al asesino de la motosierra a su trono del horror. Ideal para quienes buscan adrenalina, sangre y el escalofrío de saber que algunos monstruos… nunca mueren.