
Dirigida por Adrian Lyne, maestro del erotismo y la tensión psicológica en filmes como Atracción fatal y Infidelidad, Aguas Profundas (Deep Water) marca su regreso al cine tras veinte años. Basada en la novela homónima de Patricia Highsmith, la película explora los límites del deseo, la manipulación y el control dentro de un matrimonio tan fascinante como perturbador. Con una atmósfera elegante y venenosa, es un retrato inquietante del amor convertido en juego mortal.
La historia sigue a Vic Van Allen (Ben Affleck) y Melinda (Ana de Armas), una pareja aparentemente perfecta que vive en una lujosa ciudad costera. Sin embargo, su relación está marcada por la infidelidad y el resentimiento. Melinda mantiene romances a la vista de todos, mientras Vic observa, sereno y misterioso, hasta que la línea entre la tolerancia y la venganza comienza a desdibujarse. Lo que empieza como un juego psicológico se convierte en una espiral de sospecha, celos y violencia.
Ben Affleck ofrece una actuación contenida y enigmática, encarnando a un hombre que parece tranquilo pero esconde tormentas internas. Ana de Armas brilla con una presencia magnética, moviéndose entre la seducción y la crueldad con naturalidad. Juntos crean una química eléctrica, llena de tensión y peligro. Su relación, más que amorosa, se convierte en un campo de batalla emocional donde nadie sale ileso.
Fiel a su estilo, Adrian Lyne utiliza la sensualidad como vehículo del suspense. La fotografía de tonos cálidos y dorados contrasta con la frialdad de las miradas y los silencios entre los protagonistas. Cada escena está cargada de deseo reprimido y amenaza latente. El entorno —una comunidad acomodada, aparentemente tranquila— se convierte en el escenario perfecto para el desmoronamiento moral de sus personajes.
La banda sonora de Marco Beltrami refuerza el tono psicológico del filme, acompañando con sutileza los momentos de tensión y deseo. El sonido del agua, las pausas y los susurros se combinan para crear un ambiente de constante inquietud. En Aguas Profundas, el silencio se convierte en el arma más peligrosa.
Aguas Profundas (2022) es un thriller erótico elegante y oscuro que devuelve al género su esencia clásica: la exploración del deseo como fuerza destructiva. Aunque su ritmo pausado y su ambigüedad pueden dividir opiniones, su estilo visual, su tensión constante y la química entre Affleck y de Armas la convierten en una experiencia hipnótica. Un juego psicológico donde el amor y el peligro nadan en las mismas aguas.