
Dirigida por Scott Derrickson y basada en el cuento de Joe Hill, El teléfono negro (The Black Phone) es un thriller de terror psicológico que combina el suspenso sobrenatural con el drama de crecimiento personal. Protagonizada por Ethan Hawke en un papel inquietante y Mason Thames como el joven que enfrenta lo inimaginable, la película ofrece una historia tensa, atmosférica y cargada de emoción.
Ambientada en los años setenta, la historia sigue a Finney, un niño tímido que es secuestrado por un misterioso asesino apodado El Raptor. Encerrado en un sótano insonorizado, su única conexión con el mundo exterior es un teléfono negro desconectado que, inexplicablemente, comienza a sonar. Al responder, Finney escucha las voces de las víctimas anteriores del asesino, quienes intentan ayudarlo a escapar antes de que sea demasiado tarde.
Mason Thames ofrece una interpretación sorprendente, transmitiendo miedo, coraje y vulnerabilidad con gran naturalidad. Madeleine McGraw, como su hermana Gwen, aporta momentos de ternura y determinación que equilibran la oscuridad del relato. Por su parte, Ethan Hawke logra uno de los villanos más escalofriantes del cine reciente: su actuación, apoyada por una máscara siniestra, convierte cada aparición en una mezcla de terror y fascinación.
Scott Derrickson —conocido por El exorcismo de Emily Rose y Siniestro— regresa a sus raíces en el horror con una puesta en escena sobria y precisa. La fotografía, con tonos desaturados y luz tenue, recrea la estética de los setenta y acentúa la sensación de encierro. La tensión se construye de forma progresiva, sin abusar de sobresaltos, apoyándose en el sonido, el silencio y la sugestión. Cada detalle, desde el teléfono hasta las sombras del sótano, refuerza la atmósfera opresiva del film.
Aunque el terror es el elemento central, El teléfono negro también explora la resiliencia, la conexión humana y la fuerza interior que surge ante el miedo. El vínculo entre Finney y las voces del teléfono transforma la historia en una lucha por la supervivencia y la redención, más allá del horror físico. Es una película que combina sustos con profundidad emocional, logrando que el miedo se sienta tan real como la esperanza.
El sonido tiene un papel clave en la narrativa: los timbres del teléfono, los susurros y los silencios prolongados crean una tensión constante. La dirección de arte recrea con detalle la época, desde las casas suburbanas hasta la decoración del sótano, haciendo que cada espacio contribuya al suspense. El trabajo de maquillaje y el diseño de la máscara del Raptor son fundamentales para el impacto visual de la película.
El teléfono negro (2021) es una muestra de cómo el género de terror puede combinar el miedo con la emoción genuina. Con una dirección sólida, actuaciones destacadas y una historia tan escalofriante como humana, Scott Derrickson entrega una obra intensa y memorable. Una llamada imposible que resuena mucho después de que termina la película.