
Dirigida por Kim Jee-woon, Los poseídos (A Tale of Two Sisters) es una de las películas de terror psicológico más impactantes y elegantes del cine coreano. Inspirada libremente en un cuento popular del país, la historia combina el drama familiar con el horror sobrenatural, construyendo una atmósfera inquietante donde la realidad y la locura se entrelazan de forma magistral. Más que asustar, la película perturba, dejando al espectador atrapado en su melancolía y su misterio.
La trama sigue a Su-mi y Su-yeon, dos hermanas que regresan a su hogar tras un tiempo en el hospital psiquiátrico. Allí las espera su padre distante y su nueva madrastra, cuya actitud cada vez más cruel despierta tensiones y miedos reprimidos. A medida que extraños sucesos comienzan a ocurrir dentro de la casa —ruidos, apariciones, presencias invisibles—, la línea entre lo real y lo imaginario se difumina, revelando un pasado trágico que las atormenta a todas.
Im Soo-jung y Moon Geun-young ofrecen actuaciones conmovedoras y estremecedoras como las dos hermanas, transmitiendo inocencia, miedo y dolor con una naturalidad sobrecogedora. Yum Jung-ah, en el papel de la madrastra, entrega una interpretación compleja que oscila entre la frialdad y la desesperación. Kim Kab-su completa el elenco con un rol silencioso pero clave, aportando una tristeza que se siente en cada mirada. Todo el reparto contribuye a la sensación de pesadilla emocional que define la película.
Kim Jee-woon demuestra un control absoluto de la narrativa y el ritmo, construyendo el miedo a través de lo visual y lo emocional, no del sobresalto fácil. La dirección de arte es impecable: cada rincón de la casa parece contener una historia, cada sombra sugiere una presencia. Los colores, la iluminación tenue y la cámara lenta contribuyen a crear una atmósfera hipnótica. Es una película donde el horror surge de la mente, no de los monstruos.
La banda sonora, compuesta por Lee Byung-woo, utiliza piano, cuerdas y largos silencios para generar una sensación constante de desasosiego. La música no invade, sino que respira con la historia, acompañando los momentos más tristes y los giros más impactantes con una delicadeza trágica. El resultado es una experiencia sensorial que combina belleza y terror a partes iguales.
Los poseídos (2003) es una obra que trasciende el género de terror para convertirse en una tragedia sobre la culpa, la pérdida y la memoria. Con su impecable puesta en escena, su narrativa en espiral y su final devastador, Kim Jee-woon entrega una de las películas más inquietantes y poéticas del siglo XXI. Una historia que demuestra que los verdaderos fantasmas no siempre viven en las sombras… sino en el corazón.