
Dirigida por Felipe Martínez Amador y estrenada en 2024 con el título original Las tías, esta película explora la vida de un joven que, tras una serie de circunstancias inesperadas, debe convivir con sus peculiares tías, mujeres llenas de historias, manías y afectos desbordados. Protagonizada por Santiago Alarcón, junto a un elenco femenino carismático encabezado por Paola Turbay, Marcela Benjumea y María Cecilia Sánchez, la cinta mezcla humor, nostalgia y emociones reales para mostrar cómo la familia —aunque imperfecta— puede convertirse en el refugio más sólido. Con un tono cálido y cercano, la película celebra las raíces, las risas compartidas y el amor que surge incluso en medio del caos.
La ambientación se desarrolla en el hogar de las tías, un lugar donde cada objeto parece guardar una historia: fotografías antiguas, vajillas heredadas, muebles que resisten al tiempo y rincones que evocan la vida familiar de generaciones pasadas. La casa se convierte en un personaje propio, con espacios que reflejan el cariño, las tensiones y el humor que conviven en ella. Cada habitación está impregnada del carácter de estas mujeres alegres y temperamentales, creando un ambiente entrañable y reconocible para cualquier espectador que haya crecido rodeado de figuras familiares dominantes y amorosas.
Las protagonistas femeninas aportan una mezcla deliciosa de personalidad y energía: la tía protectora que siempre tiene un consejo —o un regaño— a la mano; la tía divertida que convierte cada problema en una anécdota; y la tía sensible que guarda secretos del pasado. Estas mujeres, interpretadas con humor y humanidad, representan distintas facetas del cariño familiar. Su relación con el sobrino varía entre lo tierno y lo hilarante, construyendo un mosaico emocional donde la convivencia se vuelve una lección continua de paciencia, amor y desorden.
La historia se intensifica cuando los conflictos familiares no resueltos comienzan a salir a la superficie. Viejas discusiones, pérdidas nunca superadas y decisiones que marcaron la vida de todos resurgen de manera cómica pero también profundamente humana. El protagonista debe enfrentarse a verdades que desconocía, mientras sus tías lo empujan —a veces amorosamente, a veces sin querer— a madurar y reconciliarse con su historia familiar. Este choque entre pasado y presente crea momentos emotivos que revelan cuánto pueden sanar las conversaciones honestas.
La película profundiza en la importancia de los vínculos familiares, mostrando cómo el cariño no siempre se expresa de la manera más suave, pero sigue siendo genuino. Las tías, con sus defectos y virtudes, ayudan al protagonista a comprender quién es y cuál es su lugar en el mundo. Las escenas están llenas de miradas cómplices, discusiones divertidas y gestos que revelan la verdadera esencia de la familia: apoyo incondicional, incluso cuando nadie sabe bien cómo demostrarlo. Esta dimensión emocional convierte la historia en un homenaje a quienes nos criaron a su manera.
El desenlace ofrece un cierre dulce y conmovedor donde el protagonista acepta la importancia de sus tías en su vida y entiende que, aunque la convivencia haya sido caótica, también fue transformadora. Las revelaciones finales fortalecen los lazos entre todos, mostrando que la familia se sostiene en el perdón, la memoria y el cariño compartido. Las tías concluye con un mensaje luminoso: a veces, para encontrar nuestro camino, necesitamos volver al hogar que siempre estuvo ahí, esperándonos con un plato servido, un abrazo imperfecto y un amor inmenso.