
En esta versión renovada del clásico, Danielle no espera ser rescatada. Huérfana, inteligente y con los pies bien puestos sobre la tierra, vive como sirvienta en su propia casa bajo el dominio de su madrastra. Pero no ha perdido su voz, ni su voluntad de luchar. Y cuando cruza caminos con el príncipe Henry, lo que nace entre ellos no es magia… es complicidad, desafío y elección.
Ambientada en la Francia renacentista, esta Cenicienta no tiene hada madrina ni calabaza encantada: tiene libros, ingenio, ideales, y una gran determinación. Con ayuda de Leonardo da Vinci como inesperado aliado, Danielle demuestra que el amor verdadero no nace del hechizo, sino de verse el uno al otro tal como son.
Dirigida por Andy Tennant, esta película mezcla historia, feminismo sutil y cuento de hadas en partes iguales. Drew Barrymore da vida a una protagonista luminosa, valiente y humana, mientras que Dougray Scott ofrece un príncipe que también aprende a abrir los ojos. La madrastra, interpretada por Anjelica Huston, es tan elegante como cruel, en uno de los mejores papeles del film.
Aquí, Danielle no se transforma con un vestido, sino con sus acciones. No busca un baile, busca ser escuchada. No desea un príncipe, desea igualdad. Y aun así, el romance florece —más real, más maduro— cuando ambos se ven como iguales en medio de un mundo que no siempre lo permite.
Por siempre Cenicienta es una historia sobre amor propio, resiliencia y romper moldes con gracia. Ideal para quienes aman los romances de época, pero también quieren ver a una heroína con voz firme y corazón decidido. Un cuento sin magia… pero con todo el poder de elegir tu propio final.