🐌 Memorias de un caracol (2024)

🌱 Una vida pequeña cargada de grandes heridas

Dirigida por Adam Elliot y estrenada en 2024 con el título original Memoir of a Snail, Memorias de un caracol (2024) es una delicada y dolorosa tragicomedia animada en stop motion que sigue la vida de Grace Pudel, una niña inadaptada en la Australia de los años setenta que se aferra a los caracoles como refugio íntimo frente a un mundo que la hiere una y otra vez. Con las voces de Sarah Snook, Kodi Smit-McPhee, Eric Bana y Jacki Weaver, la película construye un retrato profundamente humano de la soledad, la pérdida y la lenta búsqueda de un lugar donde por fin sentirse en casa, sin juzgar nunca a su protagonista y abrazando sus rarezas con una ternura feroz.

🧬 Gemelos, cicatrices y un destino que se rompe demasiado pronto

Desde el inicio, la película nos presenta a Grace y a su hermano gemelo Gilbert creciendo junto a su padre Percy, un ex malabarista francés parapléjico y alcohólico que, aun roto, intenta ofrecerles algo de amor en medio del caos. Grace carga con una fisura en el labio que la convierte en blanco de burlas, mientras Gilbert se erige en su defensor silencioso. Cuando Percy muere mientras duerme, el mundo de los hermanos se quiebra de forma irreversible: los servicios sociales los separan y cada uno es enviado a un hogar distinto, literalmente en extremos opuestos del país. Ese corte brutal en la infancia es la primera gran grieta en la vida de Grace, una herida que nunca dejará de dolerle del todo.

🐚 Caracoles, consumo compulsivo y un corazón que se esconde

Arrancada de todo lo que conoce, Grace termina en Canberra con una pareja de acogida bienintencionada pero ausente, demasiado ocupada en sus propias aventuras para ver lo que le ocurre a la niña que tienen delante. Incapaz de crear vínculos, Grace va desplazando sus emociones hacia objetos: primero los caracoles reales, luego todo tipo de recuerdos, adornos y baratijas con temática de caracoles que compra y acumula sin medida. Elliot convierte esta compulsión en una metáfora doliente sobre el vacío interior: cada figura, cada objeto repetido, es un intento desesperado de llenar la ausencia de su hermano y de una familia que la quiso, pero que nunca supo protegerla de verdad.

👵 Pinky, la amistad que ilumina entre los escombros

El relato encuentra un rayo de luz cuando en la adolescencia aparece Pinky, una anciana excéntrica interpretada con calidez por Jacki Weaver, que se convierte en el primer vínculo genuino y estable de Grace desde su separación de Gilbert. Pinky ha perdido maridos, trabajos e incluso su propio dedo meñique, pero no su capacidad para ver el lado luminoso de la vida. Su casa, caótica y llena de historias, funciona como refugio emocional donde Grace puede ser ella misma sin disfraces. La película encuentra en esta relación un equilibrio perfecto entre humor y melancolía: Pinky no borra el dolor de Grace, pero le enseña que incluso en el desastre se puede encontrar algo parecido a la belleza.

💔 Amor tóxico, culpa y el vértigo de tocar fondo

Cuando Grace se enamora de Ken, un vecino técnico en microondas, parece que por fin la vida le ofrece un respiro, pero la felicidad se revela frágil y engañosa. Un giro cruel —que revela la fetichización de su cuerpo y la manipulación detrás de la aparente ternura— la hunde aún más en el abismo de la comida compulsiva, el robo y la vergüenza. En paralelo, la noticia de la tragedia que rodea a Gilbert y su relación con la represiva familia religiosa que lo acogió, desata en Grace una tormenta de culpa por no haber usado su dinero para buscarlo a tiempo. Elliot filma este descenso sin morbo, con un respeto absoluto por la dignidad de su protagonista, dejando claro que sus errores nacen de heridas que nadie se preocupó por sanar.

🌈 Renacer entre las cenizas, el stop motion como acto de amor

El tramo final de Memorias de un caracol (2024) es tan devastador como esperanzador. La enfermedad y posterior muerte de Pinky, la tentativa de suicidio de Grace y el inesperado hallazgo del dinero y la carta escondidos en el huerto funcionan como una especie de abrazo póstumo que la impulsa a empezar de nuevo. Grace quema su colección de caracoles, se libera del peso material de su pasado y canaliza su sensibilidad en el arte de la animación stop motion, convirtiendo su dolor en creación. Cuando el reencuentro con Gilbert por fin se produce, la película cierra el círculo con una imagen profundamente catártica: los gemelos cumpliendo el deseo de su padre en una montaña rusa, esparciendo sus cenizas mientras la vida, por fin, se siente menos pesada que una concha a la espalda.