
Dirigida por Rod Daniel y estrenada en 1993 con el título original Beethoven’s 2nd, Beethoven 2 (1993) continúa la historia del inolvidable San Bernardo que conquistó al público con su ternura y su torpeza encantadora. Con el regreso de Charles Grodin y Bonnie Hunt en los roles principales, la película amplía el universo de la familia Newton al introducir un elemento irresistible: el amor. Beethoven se enamora de Missy, una elegante San Bernardo, desencadenando una nueva cadena de enredos, responsabilidades inesperadas y aventuras llenas de emoción. Esta secuela profundiza el vínculo entre el perro y la familia, demostrando que a veces la vida puede sorprender incluso al más renuente de los padres.
En esta nueva historia, Beethoven vive un giro enorme al enamorarse de Missy, una perra dulce y noble cuya situación familiar es complicada. El romance canino da paso a un acontecimiento inesperado: el nacimiento de cuatro cachorros que revolucionan por completo la vida de los Newton. La reacción del personaje de Charles Grodin es una mezcla deliciosa de resignación, sorpresa y ternura reprimida, mientras los niños se entusiasman con la llegada de los pequeños. Cada cachorro tiene su personalidad, y juntos forman un torbellino de energía que recuerda lo caótico y lo maravilloso que es ampliar una familia.
Missy no solo aporta romance a la trama, sino también un conflicto central. Su malvado dueño, que busca usarla para negociar dinero en su divorcio, se convierte en el antagonista de la historia. Su presencia amenaza la tranquilidad de Beethoven y de los cachorros, generando momentos de tensión que contrastan con la calidez familiar del resto de la película. Esta línea dramática aporta profundidad emocional y muestra la determinación de los Newton por proteger a los animales que aman.
La familia Newton enfrenta múltiples cambios a medida que los cachorros crecen y el caos aumenta. Bonnie Hunt aporta sensibilidad a cada escena al equilibrar la rutina familiar con la llegada de los nuevos integrantes. Los niños también experimentan transformaciones, especialmente Ryce, quien vive su primer amor, mientras Beethoven observa y protege con el instinto que lo caracteriza. La dinámica familiar se vuelve más compleja, más diversa y, sobre todo, más sincera.
Beethoven 2 (1993) potencia el humor clásico del primer filme con situaciones más grandes, más desastrosas y más tiernas. Desde persecuciones impredecibles hasta escenas míticas con los cachorros, la película celebra el caos que trae el amor incondicional. El humor físico y las travesuras animales se combinan con momentos de verdadera emoción, recordando que Beethoven no solo es una fuente de problemas, sino también de alegría genuina y unión familiar.
El desenlace reúne todos los elementos que hacen de esta secuela un clásico familiar: emoción, valentía y una defensa profunda de los lazos afectivos. Beethoven y los Newton luchan por mantener unida a la nueva familia perruna, demostrando que el amor, ya sea humano o animal, merece ser protegido. La película cierra con un mensaje luminoso: cuando una familia crece desde el corazón, no importa cuántos ladridos, desastres o travesuras se atraviesen en el camino; siempre vale la pena.