
Dirigida por David F. Sandberg y estrenada en 2025 con el título original Until Dawn, Until Dawn: Noche de terror (2025) nos sumerge en un relato donde el miedo se convierte en el lenguaje dominante y la noche en un territorio que devora todo rastro de seguridad. Inspirada en el espíritu del célebre videojuego, la película se desarrolla como un descenso progresivo hacia la paranoia, con un grupo de jóvenes enfrentados a fuerzas que no comprenden y que los obligan a confrontar sus propios secretos antes de que la oscuridad los alcance a todos.
La historia reúne a varios amigos que buscan un fin de semana de desconexión en un remoto refugio de montaña. Lo que parecía una escapada sencilla pronto revela tensiones latentes entre ellos: culpas no confesadas, amores silenciosos, rivalidades ocultas y heridas del pasado que resurgen cuando la tensión aumenta. Aislados de la civilización y sin posibilidad de escapar, cada uno se convierte en un eslabón frágil en una cadena emocional que se rompe al primer sobresalto.
La película despliega una atmósfera inquietante donde cada ruido, cada sombra y cada rastro en la nieve adquiere un significado perturbador. Lo que al principio parece una presencia humana se transforma rápidamente en algo más ancestral, más voraz y completamente indiferente a la supervivencia humana. Las señales están por todas partes: huellas que aparecen donde no deberían, puertas que se abren solas, voces que nadie reconoce. La paranoia se instala como un personaje más, moldeando cada decisión.
David F. Sandberg imprime su estilo característico al explotar la fragilidad de la luz, los silencios prolongados y los estallidos repentinos de terror. El director utiliza el miedo como un catalizador emocional que desarma a los personajes y los obliga a mostrar quiénes son realmente cuando el peligro los desnuda. La película se convierte así en un espejo distorsionado donde la vulnerabilidad humana se vuelve tan aterradora como la criatura que los acecha.
A medida que la amenaza se hace tangible, el refugio se transforma en un laberinto mortal donde cada habitación parece contener una nueva trampa. Las alianzas cambian, algunos personajes revelan intenciones ocultas y otros encuentran una valentía que desconocían. La tensión asciende escena tras escena, entre carreras desesperadas, traiciones inesperadas y sacrificios inevitables. La lucha por sobrevivir deja claro que solo aquellos capaces de aceptar la verdad —sobre sí mismos y sobre lo que los persigue— tendrán una mínima posibilidad de llegar al amanecer.
El desenlace de Until Dawn: Noche de terror (2025) ofrece un equilibrio entre devastación y revelación. Los sobrevivientes, si es que queda alguno, deben cargar con las consecuencias de sus decisiones mientras la criatura que los atormentó se desvanece con la luz del día… o quizás simplemente espera la próxima noche. La película cierra con un eco inquietante que persiste incluso después de que las luces del cine se encienden, confirmando que el terror más profundo no siempre proviene de lo desconocido, sino de las sombras que cada uno lleva dentro.