
Dirigida por Lacey Uhlemeyer y estrenada en 2025 con el título original Maintenance Required, la película presenta a Charlotte, conocida como Charlie, una mecánica que hereda el taller de autos de su padre en Oakland y decide mantener vivo un espacio construido para la comunidad. Entre grasa, motores y amistad, Charlie también habita un segundo mundo: un foro en línea donde, bajo el alias GreaseMnky, conversa con Bullnose sobre autos y reparaciones. Esa doble vida, tan cotidiana como frágil, se convierte en el corazón del relato, donde lo personal y lo profesional empiezan a entrelazarse sin que ella lo note.
La llegada de Miller Boys, una gran empresa automotriz que abre operaciones frente al taller de Charlie, introduce una tensión clara: la supervivencia del pequeño negocio frente a la lógica corporativa. Beau, gerente de la nueva sucursal, entra en la vida de Charlie sin revelar su verdadero rol en la competencia. Las conversaciones, los encuentros casuales y la química creciente se sostienen sobre una omisión que pesa cada vez más. La película observa con atención cómo los silencios, más que las mentiras explícitas, erosionan la confianza cuando el poder económico inclina la balanza.
El vínculo entre Charlie y Beau se construye en gestos pequeños: una partida de pool, conversaciones sobre autos clásicos, el respeto por el oficio. Charlie demuestra su talento como mecánica frente a rivales que subestiman su experiencia, y su taller, integrado por un equipo femenino, se convierte en una declaración de principios. En este punto, Mantenimiento requerido celebra la destreza y el orgullo por el trabajo bien hecho, al mismo tiempo que expone la vulnerabilidad de quienes compiten contra precios imposibles y estrategias agresivas.
El espacio virtual funciona como confesionario y espejo. Charlie vuelca allí sus dudas y frustraciones sin saber que Bullnose es, en realidad, Beau. La ironía dramática sostiene la tensión: ambos comparten afinidades genuinas mientras el engaño se profundiza. Cuando deciden encontrarse, los desencuentros revelan cuánto duele descubrir que la conexión más honesta nació de una identidad falsa. La película utiliza este quiebre para reflexionar sobre la confianza en tiempos de perfiles, alias y verdades a medias.
El conflicto alcanza su punto más doloroso cuando Charlie descubre la verdad en el garaje de Beau y decide alejarse. La ruptura no es estridente, sino cansada, marcada por la imposibilidad de confiar. Con el tiempo, Beau renuncia a la empresa, incapaz de sostener una expansión que arrasa con lo local. La distancia y el silencio permiten que ambos reconsideren sus decisiones, y la historia se detiene en la idea de que la ética personal, aunque llegue tarde, todavía puede abrir caminos nuevos.
El cierre de Mantenimiento requerido apuesta por la reparación como metáfora: autos clásicos que necesitan paciencia, relaciones que requieren honestidad y negocios que sobreviven cuando hay amor por el oficio. El reencuentro no borra el pasado, pero lo integra con responsabilidad. Un año después, Charlie trabaja con Beau en un proyecto compartido, sintiendo la presencia protectora de su padre y la tranquilidad de haber elegido desde la coherencia. La película concluye con una nota serena: no todo se arregla rápido, pero algunas cosas, con cuidado y verdad, sí pueden volver a funcionar.