
Dirigida por Bryan M. Ferguson, Casper Kelly, Micheline Pitt-Norman, R. H. Norman, Alex Ross Perry, Paco Plaza y Anna Zlokovic y estrenada en 2025 con el título original V/H/S/Halloween, la película se presenta como la octava entrega de la franquicia antológica de terror V/H/S. Fiel a su identidad, el film adopta nuevamente el formato de metraje encontrado para explorar historias independientes unidas por una temática común: la noche de Halloween. Desde el inicio queda claro que no se busca una narrativa clásica, sino una experiencia fragmentada donde cada segmento funciona como una pesadilla autónoma registrada por cámaras supuestamente reales.
La festividad sirve como punto de partida ideal para el horror que propone la película. Disfraces, casas embrujadas, celebraciones nocturnas y rituales infantiles se transforman en espacios de peligro extremo. En V/H/S/Halloween, lo que normalmente simboliza juego y tradición se convierte en una excusa para que lo monstruoso se infiltre sin levantar sospechas. La película se apoya en esa ambigüedad, aprovechando la normalización del disfraz y la violencia ficticia para introducir amenazas reales que se revelan cuando ya es demasiado tarde.
Cada uno de los cortometrajes presenta una aproximación diferente al terror, tanto en tono como en estilo. Algunos apuestan por el horror visceral y directo, otros por la incomodidad psicológica o el absurdo macabro. Esta variedad es una de las marcas de la franquicia y se mantiene intacta en esta entrega. Aunque los relatos no comparten personajes ni continuidad narrativa, todos coinciden en mostrar situaciones que se salen de control y derivan en consecuencias brutales, reforzando la sensación de que el horror puede surgir desde cualquier contexto.
El uso del metraje encontrado vuelve a ser fundamental para la experiencia. La imagen granulada, los encuadres torpes y el sonido imperfecto no son defectos, sino recursos deliberados que intensifican la sensación de realismo. En V/H/S/Halloween, la cámara no protege ni explica: observa, registra y a veces abandona a quienes la sostienen. Esta estética refuerza la incomodidad, ya que el espectador siente que está accediendo a material que no debería existir o que fue recuperado tras hechos violentos.
Como es habitual en la saga, la violencia aparece de forma repentina y sin advertencias claras. Los segmentos no se preocupan por ofrecer redención ni moralejas, sino por mostrar el impacto inmediato del horror. Las historias suelen cerrar de manera seca, dejando una sensación de vacío o inquietud prolongada. Esta decisión narrativa evita la catarsis y mantiene el tono pesimista que caracteriza a la franquicia, donde sobrevivir es raro y comprender lo ocurrido resulta casi imposible.
El cierre de V/H/S/Halloween reafirma su función como experiencia de terror estacional, diseñada para incomodar y perturbar más que para entretener de forma convencional. No es una película que busque respuestas claras ni una cohesión total, sino una acumulación de impresiones violentas y perturbadoras. Como parte de la saga, funciona como una expansión coherente de su universo, demostrando que el formato sigue siendo efectivo cuando se utiliza con ideas frescas y una comprensión clara de lo que hace inquietante al miedo grabado en cinta.