
En un futuro cercano donde los humanos ya no suben al ring, los combates de boxeo los protagonizan robots gigantes controlados por humanos. Charlie Kenton, un exboxeador fracasado, intenta sobrevivir en ese mundo con peleas ilegales y máquinas de desecho. Pero cuando su hijo Max, a quien apenas conoce, entra inesperadamente en su vida, ambos encuentran algo inusual: un viejo robot olvidado llamado Atom, que parece tener más corazón del que deberían permitirle.
Atom no está diseñado para ganar, pero resiste. No es el más fuerte, ni el más rápido, pero algo en él despierta la esperanza de Max. A medida que entrenan juntos, Charlie también comienza a reconectar con su pasado y con el hijo que no supo cuidar. Lo que empieza como una apuesta arriesgada, se transforma en un camino de redención, crecimiento y segundas oportunidades, dentro y fuera del ring.
Dirigida por Shawn Levy y protagonizada por Hugh Jackman, esta película combina efectos especiales espectaculares con una narrativa emocional sobre familia, fracaso y esperanza. A pesar de sus combates entre robots, Gigantes de acero es menos una historia de ciencia ficción y más un drama humano camuflado de espectáculo futurista.
La relación entre Charlie y Max se desarrolla en paralelo al ascenso de Atom en los rankings del boxeo. Pero más allá de los circuitos y las peleas, lo que realmente está en juego es la posibilidad de reconstruir vínculos rotos. Porque a veces, los gigantes más fuertes son los que no se rinden cuando ya nadie los mira.
Gigantes de acero es una historia sobre paternidad, persistencia y la chispa que puede devolverle vida a lo olvidado. Ideal para quienes aman la acción con corazón, los combates con causa y las historias donde los verdaderos héroes no siempre son de metal… aunque a veces, sí.