
Cuando el músico frustrado Dave Seville cruza caminos con tres ardillas muy peculiares —Alvin, Simon y Theodore—, no imagina que su vida cambiará por completo. Las ardillas no solo hablan: ¡cantan! Y lo hacen con tanto carisma que pronto se convierten en un fenómeno musical. Pero con la fama, llegan también los problemas… y una industria que no siempre piensa en lo que es mejor para los pequeños artistas.
Más allá de las canciones pegajosas y los momentos de comedia, la película habla sobre el valor de la familia, la lealtad y el amor incondicional. Dave, en su intento por encontrar el éxito, termina encontrando algo más valioso: una conexión real con tres criaturas que lo sacan de su rutina y lo llenan de caos… pero también de afecto genuino.
Dirigida por Tim Hill, esta mezcla de live-action con animación CGI trajo de vuelta a los icónicos personajes creados en los años 50, adaptándolos para una nueva generación. Con un humor familiar, guiños para adultos y secuencias musicales energéticas, Alvin y las ardillas se convierte en una comedia ligera que no necesita ser profunda para ser entrañable.
Desde covers acelerados de clásicos hasta temas originales, la música es el corazón de la película. Las voces agudas de Alvin, Simon y Theodore se convierten en un sello distintivo que encantó (y sí, también desesperó) a millones. Cada número musical es una explosión de energía, ritmo y puro entretenimiento.
Alvin y las ardillas es una historia sobre el hogar, la fama y las segundas oportunidades. Una comedia familiar que mezcla risas, música y emociones suaves, perfecta para ver con chicos… o para reencontrarse con esos personajes que nunca dejaron de cantar. Porque donde hay ardillas, hay espectáculo.