
Dirigida por Jonathan Glazer, Bajo la piel (Under the Skin) es una de las películas más enigmáticas y fascinantes del cine contemporáneo. Protagonizada por Scarlett Johansson, la cinta combina ciencia ficción, arte visual y reflexión existencial para ofrecer una experiencia hipnótica, perturbadora y profundamente sensorial. Es una obra que no busca explicar, sino provocar.
La historia sigue a una misteriosa mujer (Johansson) que recorre las calles de Escocia conduciendo una furgoneta, seduciendo a hombres solitarios que desaparecen en un espacio oscuro e irreal. Sin nombre ni pasado, ella parece observar el mundo con frialdad, como una depredadora que imita lo humano sin comprenderlo. Pero a medida que interactúa con las personas, empieza a despertar en ella una curiosidad inquietante: la empatía.
Scarlett Johansson ofrece una actuación casi sin diálogos, basada en gestos, miradas y movimientos. Su interpretación es magnética, logrando transmitir tanto sensualidad como alienación. Es una presencia hipnótica que encarna el desconcierto de lo desconocido. Su recorrido por paisajes grises y calles reales —grabadas con cámaras ocultas— refuerza la sensación de extrañamiento y autenticidad que define la película.
La dirección de Jonathan Glazer convierte la historia en una experiencia sensorial única. Con una fotografía minimalista y atmósferas inquietantes, Bajo la piel se aleja del relato tradicional para convertirse en una especie de poema visual sobre la percepción y la identidad. La banda sonora de Mica Levi, con sus sonidos distorsionados y pulsantes, contribuye a la sensación de incomodidad y fascinación, funcionando casi como una voz interior de la protagonista.
Más que una historia de extraterrestres, Bajo la piel es una meditación sobre lo que significa ser humano. El cuerpo femenino, el deseo, la soledad y la compasión se entrelazan en una narrativa simbólica que deja espacio para la interpretación. La transformación de la protagonista —de cazadora a ser sensible— representa un despertar trágico, una toma de conciencia que la separa del mundo al que intenta pertenecer.
Bajo la piel (2013) no es una película convencional: es una experiencia. Su ritmo pausado, su estética abstracta y su profundo simbolismo la convierten en una joya del cine de autor. Con una actuación inolvidable de Scarlett Johansson y una puesta en escena hipnótica, Bajo la piel nos confronta con una pregunta tan simple como perturbadora: ¿qué nos hace verdaderamente humanos?