
Olvida los pajaritos cantores y los vestidos de colores: esta versión de Blancanieves no espera ser rescatada. Tras escapar del encierro impuesto por la cruel Reina Ravenna, una joven marcada por la pérdida descubre que su destino va más allá del trono. Acompañada por un cazador con pasado trágico y lealtades rotas, Blancanieves se convierte en una guerrera capaz de liderar y luchar por su pueblo.
Charlize Theron brilla como la reina Ravenna, un personaje que no teme ser despiadada para mantenerse joven, poderosa y temida. Su presencia domina cada escena con una mezcla hipnótica de dolor y vanidad. Al otro lado, Kristen Stewart interpreta a una Blancanieves más introspectiva, valiente y decidida a romper con su papel de víctima. Entre ellas, el cazador (Chris Hemsworth) lucha con sus propios fantasmas mientras guía a la joven heredera.
Visualmente, la película construye un mundo de fantasía oscura: árboles que se retuercen, criaturas que parecen salidas de una pesadilla, y paisajes medievales cargados de símbolos. Es una versión más adulta y sombría del clásico, con una dirección de arte cuidada y momentos que rozan lo épico.
Dirigida por Rupert Sanders, esta reinterpretación del cuento apuesta por un tono más serio, con batallas, hechicería y drama político. Aunque no renuncia del todo a sus raíces de fábula, busca un camino propio, donde la protagonista no canta con animales, sino que alza la voz en una arenga de guerra.
Blancanieves y el cazador es una versión potente y visualmente ambiciosa de un clásico reinventado. Ideal para quienes prefieren la fantasía con armaduras, las reinas malas con profundidad y los cuentos donde la princesa deja el miedo atrás para empuñar una espada.