
Brooklyn, dirigida por John Crowley y basada en la novela de Colm Tóibín, es un drama romántico que narra el viaje emocional de Eilis Lacey (Saoirse Ronan), una joven irlandesa que emigra a Estados Unidos en los años 50 buscando un futuro mejor. Lejos de su hogar, entre nostalgia y nuevos afectos, Eilis tendrá que tomar la decisión más importante de su vida.
En Brooklyn, Eilis comienza una nueva vida: trabaja en una tienda, estudia por las noches y poco a poco deja atrás la timidez. Su mundo cambia por completo cuando conoce a Tony (Emory Cohen), un joven italoamericano que la hace sentir vista y valorada. Pero cuando una tragedia la obliga a volver a Irlanda, Eilis se ve dividida entre su pasado familiar y un futuro que apenas comenzaba a construir.
Con una actuación contenida pero poderosa, Ronan transmite todo el crecimiento interno de Eilis: desde la inseguridad inicial hasta la firmeza de una mujer que aprende a elegir por sí misma. La acompaña un elenco sólido donde destacan Julie Walters y Domhnall Gleeson en roles secundarios que enriquecen la historia.
Visualmente cuidada, con una paleta cálida y una ambientación impecable, Brooklyn tiene el encanto de los dramas románticos de época, pero sin excesos ni dramatismo forzado. La dirección de John Crowley y el guion adaptado por Nick Hornby logran un equilibrio perfecto entre emoción y sobriedad.
La música y los silencios hablan tanto como los diálogos. La película no solo retrata un romance, sino también el proceso de madurar, dejar atrás y tomar las riendas del propio destino. Eilis no solo elige entre dos hombres, elige quién quiere ser y dónde quiere estar.
Brooklyn fue nominada a tres premios Oscar: Mejor Película, Mejor Actriz (Ronan) y Mejor Guion Adaptado. Fue aclamada por la crítica y el público por su sensibilidad y su retrato honesto del desarraigo y la decisión.
Brooklyn es una joya cinematográfica que habla de migrar, de amar y de crecer. Ideal para quienes disfrutan del cine emocional, pausado y profundo. Una historia donde el verdadero viaje no es el que se hace entre países, sino el que se hace hacia uno mismo.