
En 1987, el joven Autobot Bumblebee llega a la Tierra huyendo de la guerra en Cybertron. Gravemente dañado y sin voz tras un ataque de los Decepticons, se oculta en un deshuesadero en California, donde una adolescente llamada Charlie Watson lo encuentra y lo repara. Lo que comienza como el hallazgo de un viejo Volkswagen Beetle pronto se transforma en una amistad que cambiará sus vidas… y que podría decidir el destino del planeta.
Dirigida por Travis Knight (conocido por la aclamada Kubo and the Two Strings), esta entrega sirve como precuela y reinicio parcial de la franquicia Transformers. Con un tono más íntimo y centrado en los personajes, Bumblebee apuesta por una narrativa emocional sin renunciar a la acción espectacular que caracteriza a la saga.
Hailee Steinfeld interpreta a Charlie, una joven marcada por la pérdida de su padre y las tensiones en su hogar. Su vínculo con Bumblebee se convierte en una metáfora sobre el duelo, la amistad y la confianza. El carisma del Autobot, con su lenguaje de gestos y sonidos, crea una química entrañable que recuerda a clásicos del cine familiar como E.T..
Aunque Bumblebee no abusa de las secuencias de combate, las escenas de acción son claras, dinámicas y visualmente comprensibles, alejándose del estilo sobrecargado de entregas anteriores. Los enfrentamientos con los Decepticons Shatter y Dropkick ofrecen momentos intensos que equilibran perfectamente la emoción con la narrativa.
La ambientación ochentera no solo se refleja en la estética y el vestuario, sino también en una banda sonora plagada de éxitos de la época, con artistas como The Smiths, A-ha y Duran Duran. Cada tema musical refuerza el tono juvenil, divertido y melancólico de la historia.
Bumblebee demuestra que la saga Transformers puede ser más que batallas y explosiones: puede contar historias humanas, íntimas y universales. Esta película no solo amplía el universo de los Autobots, sino que también ofrece un mensaje sobre la amistad, la aceptación y el valor de abrirse a los demás.