
Dirigida por Pierre Morel y estrenada en 2024 con el título original Canary Black, esta película de acción y suspense sigue a una agente de la CIA cuya vida se derrumba cuando una operación sale terriblemente mal. Obligada a huir, perseguida por sus propios aliados y por enemigos que conocen sus secretos más profundos, la protagonista se embarca en una misión desesperada para limpiar su nombre, rescatar a quienes ama y sobrevivir a una red de corrupción que la supera. Es un thriller implacable, lleno de tensión emocional y escenas que no dejan respirar.
La película presenta a una protagonista inteligente, disciplinada y profundamente humana. Tras ser incriminada en un ataque que altera el equilibrio político internacional, se ve obligada a actuar sola, sin recursos y sin la protección de la agencia. Su viaje es tan físico como emocional: debe reconocer en quién confiar, enfrentar errores del pasado y redefinir quién es cuando la identidad que defendió toda su vida se convierte en una amenaza.
Morel aprovecha al máximo escenarios vibrantes alrededor del mundo: callejones estrechos, hoteles clandestinos, mercados abarrotados y zonas industriales donde cada sombra puede ocultar un enemigo. La película transmite la sensación de que el mundo entero se ha vuelto hostil para la protagonista, creando un suspense constante. La dirección utiliza el entorno como parte del peligro, convirtiendo cada rincón en una pieza más del laberinto que debe atravesar.
Fiel al estilo del director, las secuencias de acción son intensas, cercanas y extremadamente físicas. Persecuciones a pie, combates cuerpo a cuerpo, enfrentamientos improvisados y explosiones calculadas construyen un ritmo arrollador. Nada es estilizado ni glamuroso: todo se siente urgente, desgastante y real. La cámara sigue de cerca cada movimiento, transmitiendo el agotamiento y la determinación feroz de la protagonista.
La trama se enreda en una red de traiciones donde la protagonista descubre que quienes parecían aliados guardaban intereses ocultos. Las revelaciones se suceden como golpes certeros, obligándola a replantear cada decisión que toma. El constante estado de paranoia, la duda y las pistas contradictorias crean un rompecabezas que mantiene la tensión hasta el último tramo. El enemigo no es solo externo, sino también institucional y psicológico.
El clímax presenta una confrontación emocional y física donde todas las piezas finalmente encajan. La protagonista enfrenta no solo a quienes la traicionaron, sino también la carga de lo que ha perdido para llegar hasta allí. El desenlace combina catarsis, dolor y un atisbo de esperanza, dejando abierta la posibilidad de un futuro diferente para ella. “Canario negro” cierra con fuerza, recordando que incluso en las sombras más profundas, la verdad puede abrirse camino.