
Dirigida por Jack Bender, Chucky: El muñeco diabólico 3 (título original: Child’s Play 3) es la tercera entrega de la saga, estrenada en 1991, apenas un año después de la segunda parte. Esta secuela traslada el horror a un nuevo escenario —una academia militar— y presenta a un Andy más maduro, manteniendo el tono de terror slasher con toques de humor negro que caracterizan a la franquicia.
La historia transcurre ocho años después de los sucesos de la segunda película. Andy Barclay (ahora interpretado por Justin Whalin) es un adolescente enviado a una estricta escuela militar para intentar rehacer su vida. Sin embargo, la empresa Play Pals reactiva la producción de los muñecos “Good Guy”, utilizando restos contaminados con la sangre de Chucky, lo que permite que el alma de Charles Lee Ray (Brad Dourif) vuelva a la vida. Esta vez, Chucky pone su mira en Tyler, un niño más pequeño, como nuevo cuerpo a poseer.
Justin Whalin toma el relevo de Andy, aportando una versión más seria y traumatizada del personaje. Perrey Reeves interpreta a De Silva, una cadete que se convierte en aliada de Andy. Jeremy Sylvers da vida a Tyler, la nueva “víctima” potencial de Chucky. Una vez más, Brad Dourif destaca como la voz del muñeco diabólico, llenando cada frase de malicia y sarcasmo.
Jack Bender traslada la historia a la rígida disciplina de una academia militar, ofreciendo un entorno distinto que da pie a escenas originales: campos de entrenamiento, cuarteles y simulacros de guerra. Esta ambientación refresca la fórmula, aunque la película mantiene la estructura clásica de asesinatos creativos y persecuciones. El clímax en el parque de atracciones es uno de los momentos visualmente más recordados de la entrega.
La banda sonora mezcla tonos militares con música de suspenso clásica, marcando la diferencia con las dos primeras películas. Los efectos sonoros de Chucky —su risa inconfundible, pasos sigilosos y frases macabras— continúan generando tensión y añaden humor negro en los momentos precisos.
Chucky: El muñeco diabólico 3 (1991) no reinventa la saga, pero ofrece un cambio de escenario interesante y mantiene el estilo característico de la franquicia. Con más acción, nuevos personajes y el carisma intacto de Chucky, es una entrega entretenida que cierra la trilogía original con energía slasher noventera.