
Doctor Strange, dirigida por Scott Derrickson, es la entrada del lado místico al Universo Cinematográfico de Marvel. La historia sigue al Dr. Stephen Strange (Benedict Cumberbatch), un neurocirujano brillante y arrogante cuya vida cambia drásticamente tras un accidente que deja sus manos inutilizadas. En busca de una cura, termina en Nepal… donde encuentra algo mucho más grande: el poder de las artes místicas.
En su viaje, Strange es guiado por La Anciana (Tilda Swinton), quien le muestra que el universo es mucho más que lo que puede verse con los ojos. Lo que comienza como una búsqueda personal, se convierte en una misión global: enfrentar a Kaecilius (Mads Mikkelsen), un exdiscípulo que quiere romper el equilibrio del tiempo y abrir la puerta a una amenaza interdimensional: el demonio Dormammu.
La película destaca por su estilo visual psicodélico, con ciudades doblándose sobre sí mismas, portales instantáneos y viajes astrales llenos de color y geometría imposible. Inspirada en las ilustraciones de Steve Ditko, Doctor Strange ofrece una experiencia cinematográfica distinta al resto del MCU: más abstracta, más espiritual, pero igual de épica.
Cumberbatch logra construir un personaje arrogante pero empático, cuya transformación se siente real. Tilda Swinton aporta misterio y sabiduría, mientras que Chiwetel Ejiofor como Mordo y Benedict Wong como Wong suman fuerza al elenco. Mads Mikkelsen, aunque con un villano menos desarrollado, deja su huella con presencia e intensidad.
Doctor Strange no es solo una película de orígenes: es una historia sobre humildad, renacimiento y responsabilidad. Stephen Strange no solo aprende magia; aprende a dejar de lado el ego, a pensar en otros y a aceptar que el verdadero poder no está en curarse… sino en servir.