
Dirigida por Erika Wasserman, El año en que empecé a masturbarme (título original: Året jag började onanera) es una comedia dramática sueca que aborda con sinceridad, humor y ternura los temas del deseo, la identidad y la autoaceptación. Protagonizada por Katia Winter, la película ofrece una mirada fresca y desinhibida sobre la sexualidad femenina y el proceso de reencontrarse a uno mismo después de una crisis personal.
La historia sigue a Hanna (Katia Winter), una mujer en sus treintas que ve cómo su vida aparentemente perfecta se desmorona tras una separación amorosa. Obligada a replantearse quién es fuera del rol de pareja y madre, Hanna inicia un viaje de autodescubrimiento emocional y sexual. En medio de la confusión, el caos laboral y las inseguridades, decide reconectarse con su propio cuerpo y placer, descubriendo una nueva forma de libertad personal.
Katia Winter brilla con una interpretación honesta y llena de matices, mostrando tanto la vulnerabilidad como la fuerza de una mujer que intenta reconstruirse. Su actuación combina comedia y drama con naturalidad, evitando clichés y dotando a Hanna de una humanidad conmovedora. El reparto secundario, con Jesper Zuschlag y Vera Carlbom, aporta frescura y complicidad, enriqueciendo el tono íntimo de la historia.
Erika Wasserman construye una película visualmente cálida, con una fotografía que utiliza colores suaves y naturales para reflejar el renacer interior de la protagonista. La dirección se centra en los detalles cotidianos, transformando lo ordinario en algo profundamente humano. Las escenas de introspección, filmadas con sutileza, celebran el cuerpo y el deseo sin caer en lo vulgar, sino como parte esencial del crecimiento personal.
La banda sonora refuerza el tono emocional de la película, con melodías ligeras y optimistas que acompañan los momentos de liberación y autodescubrimiento. El uso de la música acentúa el humor y la sensibilidad de la historia, creando una atmósfera que oscila entre la comedia romántica y el retrato existencial.
El año en que empecé a masturbarme (2022) —Året jag började onanera— es una película valiente y emocionalmente honesta que celebra la sexualidad femenina y el derecho a redescubrirse sin culpa. Erika Wasserman ofrece una historia íntima y divertida que invita a reflexionar sobre el amor propio, la independencia y la importancia de reconectar con lo que realmente nos hace sentir vivos. Una comedia humana, luminosa y necesaria.