
Dirigida por Sergio Leone, El bueno, el malo y el feo (*The Good, the Bad and the Ugly*) es la tercera y más célebre entrega de la “trilogía del dólar”. Protagonizada por Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, esta obra maestra es considerada uno de los westerns más influyentes y emblemáticos de la historia del cine. Leone lleva su estilo visual y narrativo a la máxima expresión, construyendo una épica sobre avaricia, violencia y supervivencia.
Durante la Guerra de Secesión estadounidense, tres pistoleros muy distintos compiten por encontrar un botín escondido de 200 000 dólares en monedas de oro. “El Bueno” (Clint Eastwood), un cazarrecompensas silencioso y eficiente; “El Malo” (Lee Van Cleef), un asesino implacable; y “El Feo” (Eli Wallach), un bandido astuto y traicionero, emprenden un viaje lleno de alianzas temporales, traiciones y enfrentamientos legendarios que culminan en un icónico duelo a tres bandas.
Clint Eastwood consolida su arquetipo de antihéroe con una presencia magnética; Lee Van Cleef aporta elegancia y crueldad como el villano calculador; y Eli Wallach brilla intensamente como Tuco, robándose muchas escenas con su mezcla de humor, desesperación y astucia. La dinámica entre los tres es compleja y fascinante, construyendo un triángulo perfecto de intereses en conflicto.
Sergio Leone lleva su estilo cinematográfico al culmen: uso magistral de primeros planos, panorámicas grandiosas, silencios tensos y coreografías de duelo que parecen sinfonías visuales. La secuencia final en el cementerio, con su montaje rítmico y tensión sostenida, es una de las más célebres de la historia del cine.
La música de Ennio Morricone alcanza aquí un nivel legendario. Su tema principal, con silbidos y coros inconfundibles, se ha convertido en un ícono cultural. Cada pieza musical potencia las emociones y eleva la narrativa, especialmente en la escena del duelo final, donde imagen y sonido se fusionan a la perfección.
El bueno, el malo y el feo (1966) no solo cierra magistralmente la trilogía del dólar, sino que redefine el género western. Con personajes inolvidables, dirección impecable y una banda sonora eterna, es una de las películas más influyentes jamás realizadas y un clásico obligatorio para cualquier amante del cine.