
Dirigida por Michael Chaves y estrenada en 2025 con el título original The Conjuring: Last Rites, la película representa el capítulo final de la historia principal de Ed y Lorraine Warren dentro del universo de la saga. Desde sus primeras escenas, el relato transmite la sensación de despedida, no solo de un caso particularmente peligroso, sino de una vida entera dedicada a enfrentar aquello que no puede explicarse. El terror aquí no surge únicamente de lo sobrenatural, sino del cansancio acumulado, del peso de los recuerdos y de la certeza de que cada nuevo enfrentamiento exige un precio mayor.
En El conjuro 4: Últimos ritos, Ed y Lorraine vuelven a estar interpretados por Vera Farmiga y Patrick Wilson, quienes aportan una dimensión más madura y vulnerable a sus personajes. La película pone especial énfasis en su relación, mostrando cómo el amor, la fe compartida y el apoyo mutuo han sido su mayor fortaleza frente al mal. Sin embargo, también deja ver las grietas emocionales que surgen tras años de enfrentamientos constantes, donde cada caso deja huellas difíciles de borrar.
La historia se centra en un caso particularmente perturbador, vinculado a una familia que comienza a experimentar fenómenos paranormales cada vez más agresivos. Lo inquietante no aparece de inmediato, sino que se infiltra lentamente en la rutina diaria, transformando la casa en un espacio de tensión permanente. La película mantiene el estilo clásico de la saga, apoyándose en testimonios, rituales religiosos y la investigación meticulosa de los Warren, reforzando la idea de que el mal actúa de forma progresiva y paciente.
El núcleo dramático de El conjuro 4: Últimos ritos gira en torno a rituales extremos que obligan a tomar decisiones sin retorno. La fe se presenta como una herramienta poderosa, pero también como una carga que exige sacrificios personales profundos. Cada paso del proceso implica riesgos físicos y espirituales, generando una tensión constante donde el error puede tener consecuencias irreversibles. La película prioriza la atmósfera y la espera, construyendo el miedo desde la anticipación más que desde el impacto inmediato.
El reparto se amplía con la presencia de Mia Tomlinson como Judy Warren y Ben Hardy como Tony Spera, personajes que permiten explorar el legado emocional y espiritual que Ed y Lorraine han dejado a su alrededor. A través de ellos, la película reflexiona sobre cómo vivir bajo la sombra de lo sobrenatural afecta a las nuevas generaciones. Este enfoque añade una capa humana al relato, recordando que las consecuencias de enfrentarse al mal no terminan con la resolución de un caso.
El desenlace de El conjuro 4: Últimos ritos apuesta por un cierre contenido y emocional, fiel al espíritu de la saga. Más que buscar un final espectacular, la película se centra en el sentido de cierre y en la idea de que algunas luchas no se ganan con victorias absolutas, sino con resistencia y convicción. Como despedida, funciona como un homenaje a sus protagonistas y a los temas que han definido la franquicia, consolidando su lugar como una de las sagas de terror más influyentes del cine contemporáneo.