
Dirigida por Victor Salva, El demonio (título original: Jeepers Creepers) es una de las películas de terror más recordadas de comienzos de los 2000. Estrenada en 2001, combina elementos del terror clásico en carretera con la aparición de una criatura aterradora que se ha ganado un lugar entre los monstruos icónicos del género. Con un tono inquietante y momentos de tensión escalofriante, la película se convirtió en un éxito sorpresa y en un título de culto entre los fanáticos del horror.
La historia sigue a los hermanos Trish (Gina Philips) y Darry (Justin Long), quienes viajan por una solitaria carretera rural durante sus vacaciones universitarias. En el trayecto, son perseguidos por un misterioso camión oxidado y descubren a un ser siniestro arrojando cuerpos a un túnel subterráneo. Lo que comienza como un inquietante juego de gato y ratón se transforma en una lucha desesperada por sobrevivir cuando la criatura, conocida como “El Creeper”, revela su verdadera naturaleza.
Gina Philips y Justin Long logran construir una relación fraternal creíble que aporta humanidad a la historia y permite que el espectador se involucre emocionalmente. Por su parte, Jonathan Breck da vida al Creeper con movimientos precisos y una presencia física escalofriante. El diseño del monstruo —mitad demonio, mitad depredador sobrenatural— es uno de los elementos más recordados de la película.
Victor Salva construye la narrativa como un viaje de terror progresivo: empieza con pequeños indicios inquietantes y avanza hasta secuencias de auténtico pavor. Las persecuciones en carretera, la fotografía rural y la sensación de aislamiento potencian la atmósfera opresiva. A diferencia de muchos filmes de terror de la época, El demonio combina el misterio inicial con la revelación paulatina de su criatura, manteniendo el suspenso hasta el clímax.
La banda sonora y el uso de la canción “Jeepers Creepers” funcionan como un leitmotiv aterrador. Cada vez que suena, anuncia la presencia del monstruo, convirtiéndose en un recurso sonoro tan icónico como la propia criatura. Los efectos de sonido —el rugido del camión, el aleteo de alas— refuerzan la sensación de amenaza constante.
El demonio (2001) es una película de terror efectiva que mezcla el suspense en carretera con el horror sobrenatural de forma impecable. Con un monstruo original, una atmósfera tensa y momentos escalofriantes, se consolidó como una de las producciones más influyentes del género en su época. Ideal para los amantes del terror clásico con un giro moderno.