
Dirigida por Peter Jackson, El Hobbit: La desolación de Smaug (The Hobbit: The Desolation of Smaug) se estrenó en 2013 como la segunda parte de la trilogía precuela de El Señor de los Anillos. Esta entrega marca un cambio de tono, con una atmósfera más sombría, mayor tensión narrativa y la introducción de uno de los dragones más impresionantes de la historia del cine.
La historia retoma el viaje de Bilbo Bolsón (Martin Freeman) junto a Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage), Gandalf (Ian McKellen) y la compañía de enanos en su misión para recuperar Erebor. En el camino, enfrentan nuevos peligros: feroces arañas en el Bosque Negro, el cautiverio en el reino élfico de Thranduil (Lee Pace) y una vertiginosa persecución en barriles por el río. Sin embargo, la mayor amenaza aguarda en la Montaña Solitaria: el temible dragón Smaug, despertado por la intrusión de Bilbo.
Martin Freeman continúa desarrollando a Bilbo, mostrando cómo el hobbit gana astucia y valentía gracias al poder del Anillo. Richard Armitage ahonda en el carácter orgulloso y obsesivo de Thorin, anticipando su futura caída en la “enfermedad del dragón”. Ian McKellen como Gandalf se separa del grupo para investigar la creciente amenaza de Sauron, añadiendo un hilo más épico al relato. Se suman Lee Pace como el altivo Thranduil y Evangeline Lilly como Tauriel, un personaje original que aporta dinamismo y un interés romántico. Pero sin duda, la estrella es Benedict Cumberbatch, quien da voz y movimiento a Smaug, un dragón imponente y aterrador.
La película despliega escenarios espectaculares, desde los oscuros pasajes del Bosque Negro hasta la majestuosidad de la Ciudad del Lago y la deslumbrante guarida de Smaug, cubierta de oro. La atmósfera es más oscura y opresiva que en la primera parte, con un tono de mayor peligro y un ritmo más ágil, marcado por escenas de acción espectaculares como la persecución en barriles.
La banda sonora de Howard Shore mantiene la fuerza épica y añade nuevos temas que acompañan a los personajes y escenarios, destacando las notas misteriosas asociadas a Smaug y las melodías solemnes del Bosque Negro. El tono de la película es más maduro y tenso, preparando el terreno para el clímax de la trilogía.
El Hobbit: La desolación de Smaug (2013) elevó la trilogía con una aventura más oscura, emocionante y visualmente impactante. El encuentro con Smaug se convirtió en uno de los momentos más memorables del cine fantástico moderno, consolidando a esta segunda entrega como una de las más aclamadas de la trilogía y preparando el escenario para la batalla final en La batalla de los cinco ejércitos.