
Dirigida por Sam Raimi, El hombre araña 3 (Spider-Man 3) llegó a los cines en 2007 como el cierre de la trilogía iniciada en 2002. Más ambiciosa y oscura, la película explora el lado interno y vulnerable de Peter Parker, enfrentándolo no solo a nuevos villanos, sino también a sus propios demonios.
Peter Parker (Tobey Maguire) parece haber encontrado un equilibrio en su vida: el amor con Mary Jane Watson (Kirsten Dunst) y la aceptación de Nueva York hacia Spider-Man. Sin embargo, su felicidad se ve amenazada con la llegada del Symbiote, una sustancia alienígena que potencia sus habilidades pero también su lado más oscuro. A esto se suman los conflictos con Harry Osborn (James Franco), que busca vengar la muerte de su padre, y la aparición de dos nuevos enemigos: Sandman (Thomas Haden Church) y Venom (Topher Grace).
Tobey Maguire explora una faceta más oscura de Peter, mostrando cómo el poder y la arrogancia pueden corromper incluso a un héroe. Kirsten Dunst aporta drama al mostrar a Mary Jane enfrentando dudas y tensiones en su relación. James Franco culmina el arco de Harry con un papel cargado de emoción y redención, mientras que Thomas Haden Church entrega humanidad a Sandman y Topher Grace ofrece un Eddie Brock ambicioso y resentido.
La película apuesta por un espectáculo visual más grande y complejo que sus predecesoras. Las secuencias de acción, como la batalla aérea con Harry o el enfrentamiento final contra Venom y Sandman, destacan por su escala y dinamismo. Sin embargo, el exceso de subtramas genera un ritmo irregular que dividió tanto a crítica como a público.
La banda sonora, con el regreso de Christopher Young tras colaborar con Danny Elfman, mantiene el tono épico de la saga, pero añade matices más oscuros para reflejar la influencia del symbiote en Peter. La música acompaña tanto los momentos de acción intensa como los pasajes más melancólicos.
El hombre araña 3 intentó ser una conclusión épica para la trilogía de Raimi, pero su sobrecarga de personajes y conflictos la convirtieron en la entrega más divisiva. Aun así, ofrece momentos memorables, un arco emocional potente para Peter y Harry, y un cierre que, pese a sus tropiezos, dejó huella en la historia del cine de superhéroes.