
Dirigida por Leroy Kincaide, El último rito (The Last Rite) es una película británica de terror psicológico inspirada en hechos reales. Estrenada en 2021, explora la delgada línea entre la ciencia y la fe a través de la historia de una joven atormentada por una presencia demoníaca. Con una atmósfera inquietante y un enfoque más íntimo que espectacular, la cinta busca el miedo desde lo emocional y lo espiritual.
La historia sigue a Lucy (Bethan Waller), una estudiante de medicina que comienza a experimentar parálisis del sueño y aterradoras visiones nocturnas. Convencida de que está siendo acechada por una entidad demoníaca, intenta buscar ayuda médica sin éxito. Desesperada, recurre a un sacerdote católico que acepta realizar un exorcismo no autorizado, enfrentando una fuerza maligna que pondrá a prueba la fe y la cordura de ambos.
Bethan Waller ofrece una actuación destacada, transmitiendo vulnerabilidad y miedo genuino. Johnny Fleming y Tara Hoyos-Martinez complementan el reparto con solidez, aportando realismo a un guion que mezcla lo sobrenatural con el drama psicológico. La interpretación contenida y emocional del elenco contribuye a crear una atmósfera de terror sostenido más que de sobresaltos.
Leroy Kincaide dirige con un estilo sobrio y claustrofóbico, utilizando la oscuridad, los silencios y los espacios cerrados para generar tensión. Lejos del efectismo de Hollywood, apuesta por un horror más tradicional y psicológico, influido por clásicos como El exorcista y El conjuro. La fotografía en tonos fríos y la iluminación tenue refuerzan la sensación de aislamiento y vulnerabilidad de la protagonista.
El diseño sonoro juega un papel esencial: respiraciones, murmullos, golpes y distorsiones auditivas que crean una atmósfera inquietante. La música es sutil y apenas perceptible, permitiendo que el silencio se convierta en una herramienta del miedo. El resultado es un terror más psicológico que sensorial, que deja al espectador en un constante estado de alerta.
El último rito (2021) es un thriller sobrenatural de tono realista y espiritual que evita los excesos para centrarse en la experiencia emocional del miedo. Con un ritmo pausado y un tratamiento serio del tema de la posesión, ofrece una visión humana del horror, donde la verdadera batalla no es solo contra los demonios, sino contra la duda y la desesperanza. Ideal para los amantes del terror psicológico con trasfondo religioso.