
Dirigida por Jaume Collet-Serra y estrenada en 2024 con el título original Carry-On, esta película presenta un juego de tensión psicológica entre un joven agente de seguridad aeroportuaria y un misterioso pasajero que lo obliga a tomar decisiones extremas la noche de Navidad. Con Taron Egerton y Jason Bateman en un duelo interpretativo cargado de nervio, el filme construye una historia donde la presión, el miedo y la moralidad se enfrentan en un entorno diseñado para romper incluso a los más fuertes. Collet-Serra combina la intensidad emocional con su característico ritmo de thriller, creando una experiencia inquietante y absorbente.
La mayor parte del filme se desarrolla dentro de un aeropuerto moderno, iluminado por luces frías y pasillos casi vacíos que transmiten una sensación de soledad inquietante. Las cámaras de vigilancia, el eco de los anuncios y la arquitectura metálica generan un ambiente donde cada paso parece observado. Collet-Serra transforma este espacio cotidiano en un laberinto emocional donde el peligro puede esconderse en cualquier detalle. La atmósfera refuerza la tensión: un lugar pensado para viajes y reencuentros se convierte en escenario de una lucha silenciosa por la supervivencia.
Taron Egerton interpreta a un joven empleado que trabaja en la seguridad aeroportuaria y que, tras una amenaza inesperada, queda atrapado en un dilema imposible. Con cada decisión, se ve obligado a sopesar su ética profesional contra el temor de perderlo todo. Su actuación transmite vulnerabilidad, angustia y una determinación que se va fortaleciendo a medida que la noche avanza. La película muestra cómo una persona común puede verse arrastrada a una situación que supera sus capacidades, obligándolo a crecer en tiempo real.
Jason Bateman interpreta a un hombre enigmático y de apariencia tranquila, cuya amenaza se vuelve más perturbadora por su calma absoluta. Su personaje manipula, presiona y reduce a su víctima con una precisión psicológica que hace que cada diálogo se sienta como una declaración de guerra. El conflicto surge de la tensión entre ambos: uno atrapado y vulnerable, el otro frío y seguro de tener el control. A medida que la trama avanza, la película expone cómo la violencia puede disfrazarse de cortesía y cómo un gesto amable puede ocultar intenciones letales.
Collet-Serra dirige con un ritmo impecable, alternando planos cerrados que capturan el miedo del protagonista con movimientos amplios que muestran la inmensidad vacía del aeropuerto. La iluminación tenue y el diseño sonoro —lleno de vibraciones metálicas y silencios tensos— aumentan la sensación de peligro inminente. La película evita los excesos y apuesta por un suspenso construido a base de miradas, silencios y decisiones complejas.
El desenlace revela las consecuencias inevitables de una noche marcada por la manipulación y el miedo. El protagonista, emocionalmente desgastado, debe enfrentar lo que ha perdido y lo que ha ganado en un conflicto donde ninguna elección era correcta. Equipaje de mano cierra con un tono reflexivo y sombrío, recordando que incluso los actos forzados dejan huellas profundas y que la línea entre víctima y responsable puede volverse dolorosamente difusa.