
Mumble ya no es solo un pingüino que baila: ahora es padre. Y su hijo, Erik, no parece tener el mismo ritmo en los pies… ni en el corazón. Mientras intenta encontrar su lugar en la colonia, una nueva amenaza pone en peligro todo el ecosistema: los hielos se quiebran, el alimento escasea, y la supervivencia de todos está en juego. Esta vez, bailar no será suficiente.
En medio del desastre natural, Mumble y su familia deberán unir fuerzas con personajes muy distintos: desde elefantes marinos gigantes y testarudos hasta un par de pequeños krill —Bill y Will— que sueñan con salirse de su lugar en la cadena alimenticia. Todos ellos descubrirán que hasta el ser más pequeño puede tener un gran impacto.
Dirigida nuevamente por George Miller, esta secuela conserva la estética vibrante y las coreografías musicales, pero suma una dosis más fuerte de conciencia ecológica. Las canciones son pegajosas y las imágenes espectaculares, pero el foco está en la necesidad de colaboración, comunidad y cambio ante una naturaleza en crisis.
La película profundiza en el rol de las nuevas generaciones: cómo crecer con el legado de quienes vinieron antes, pero con el deseo de ser algo distinto. Mumble ya no lucha solo por ser aceptado, ahora enseña a su hijo que el coraje también puede verse en la empatía y en la capacidad de unir a otros, sin importar cuán distintos sean.
Happy Feet 2 es una historia sobre familia, pertenencia y responsabilidad con el planeta. Ideal para quienes creen en la fuerza del trabajo en equipo, el poder de la música y en que incluso un krill puede cambiar el curso de una marea. Porque al final, todos bailamos sobre el mismo hielo.