
Harry vuelve a Hogwarts en su tercer año con una amenaza encima: Sirius Black, un prisionero fugado de Azkaban, ha escapado supuestamente para encontrarlo… y terminar lo que Lord Voldemort comenzó. Los dementores rodean el castillo, el miedo se cuela por los pasillos, y el pasado de los padres de Harry comienza a revelarse con fuerza.
En esta entrega, el universo mágico crece hacia dentro. El descubrimiento del Mapa del Merodeador, los viajes en el tiempo y los secretos familiares profundizan el conflicto de Harry: no todo lo que creía saber es cierto, y no todos los enemigos son lo que parecen. Con la ayuda de sus inseparables Ron y Hermione, explora no solo Hogwarts, sino su propia historia.
Con la dirección de Alfonso Cuarón, la saga da un giro visual y narrativo. La fotografía se vuelve más sombría, los escenarios más melancólicos, y los personajes comienzan a madurar. Hogwarts ya no es solo mágico: es complejo, misterioso y lleno de rincones que hablan del paso del tiempo y las heridas no cerradas.
Lupin, el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, se convierte en figura clave para Harry, no solo como guía mágico, sino como un puente hacia el recuerdo de sus padres. Los dementores, criaturas que se alimentan de la alegría, simbolizan los miedos más profundos. Y en medio de todo, una verdad que cambia por completo lo que Harry creía saber sobre la traición… y sobre la familia.
Harry Potter y el prisionero de Azkaban es una historia sobre identidad, memoria y perdón. Ideal para quienes aman los relatos con capas, los giros inesperados y las historias donde los lazos del pasado no atan… sino que abren puertas nuevas.