
Dirigida por Artyom Aksenenko, Lina Arifulina y Aleksandr Barshak y estrenada en 2022 con el título original Krasnaya Shapochka, esta reinterpretación contemporánea del famoso relato ruso introduce una versión completamente distinta de la heroína que todos creen conocer. En La Caperucita roja: La historia jamás contada (2022), la película reescribe el mito desde una perspectiva más aventurera, donde la protagonista no es solo una niña ingenua que camina por el bosque, sino una joven decidida capaz de enfrentarse a fuerzas oscuras. La cinta abraza el espíritu del cuento clásico, pero lo expande mediante un mundo visualmente vibrante y una narrativa que combina fantasía, humor y acción ligera.
La película presenta a una Caperucita más fuerte, ingeniosa y proactiva que las versiones tradicionales. Su recorrido no se limita a entregar una cesta, sino que se convierte en un viaje de autodescubrimiento en el que debe tomar decisiones que ponen a prueba su valentía. La actualización del personaje permite explorar su relación con el bosque como un espacio lleno de peligros, pero también de oportunidades para crecer. Esta visión más moderna ofrece una heroína cercana a las nuevas generaciones, más consciente de su fuerza y de sus propios límites.
El universo de La Caperucita roja: La historia jamás contada (2022) está poblado por seres fantásticos y personajes secundarios que amplían el relato original. Brujas, lobos parlantes, guardianes del bosque y figuras misteriosas se entrelazan en una historia que juega con lo cómico y lo enigmático sin perder su esencia infantil. La construcción del mundo destaca por su colorido, su energía juvenil y su capacidad de sorprender al espectador con cada nuevo personaje que aparece en el camino de la protagonista.
La película mezcla hábilmente momentos de humor ligero con situaciones de peligro que mantienen la atención del público. Gracias a una narración dinámica, los directores equilibran escenas divertidas con otras más tensas en las que la protagonista debe demostrar ingenio y coraje. Este contraste permite que el filme funcione tanto como entretenimiento familiar como una reinterpretación que respeta el tono mágico del cuento sin caer en la oscuridad excesiva.
Uno de los puntos más destacados del filme es su propuesta estética, que combina efectos digitales con escenarios de cuento para crear un mundo lleno de vida. Los directores utilizan colores intensos, paisajes amplios y detalles visuales llamativos para sumergir al espectador en un universo donde todo puede suceder. El vestuario, especialmente el icónico manto rojo, adquiere un significado más simbólico, convirtiéndose en un emblema de crecimiento personal y determinación.
El final de La Caperucita roja: La historia jamás contada (2022) reafirma el mensaje de que incluso los relatos más antiguos pueden encontrar nuevas formas de resonar con el público actual. La protagonista descubre que el verdadero peligro no proviene solo de los lobos del bosque, sino de las dudas que llevan a subestimar la propia fuerza. El filme concluye con una sensación cálida y esperanzadora, invitando a ver la historia de Caperucita como la aventura de una joven que aprende a confiar en sí misma en un mundo donde la magia y la realidad conviven en armonía.