
Dirigida por Yara Estrada Lowe y estrenada en 2024 con el título original Demise, esta película se sumerge en el abismo emocional de la traición, la obsesión y el engaño. En La obsesión de Celine (2024), la rutina de un matrimonio tranquilo se quiebra cuando la infidelidad, el deseo y la mentira irrumpen, desencadenando una espiral de celos, dolor y decisiones extremas. Lo que comienza como una historia aparentemente común se transforma en un thriller erótico plagado de tensión, traiciones y pasiones oscuras. :contentReference[oaicite:2]{index=2}
El personaje de Celine —interpretada por Liz Fenning— representa la traición hecha carne: descubre que su marido, Caleb, vive una doble vida, y la revelación de su infidelidad se convierte en el detonante que rompe su mundo. Su deseo de tener un hijo aumenta la tragedia interior cuando se entera de que es estéril, mientras Caleb mantiene una relación con la estrella de moda Fiona. Dolor, frustración y desesperación moldean su carácter, y lo que para muchos sería resignación, para ella se convierte en un impulso imparable. A fuerza de traiciones y heridas, su vulnerabilidad se transmuta en una obsesión oscura, dispuesta a recuperar lo que cree perdido: su marido, su dignidad y hasta su tan deseado hijo. :contentReference[oaicite:3]{index=3}
Caleb, jardinero paisajista de origen latino, lleva una doble vida: una con su esposa, otra con Fiona —interpretada por Crystal Hernandez— una figura seductora del mundo del modelaje. El engaño no sólo destruye la confianza, sino que pone en marcha una serie de decisiones impulsivas, pasiones desbordadas y decisiones morales que arrastran a los tres protagonistas hacia un abismo emocional. El glamour de la moda y la traición se mezclan con violencia psicológica, resentimiento e impulsos oscuros, convirtiendo la historia en un juego de poder, deseo y venganza donde nadie sale indemne. :contentReference[oaicite:4]{index=4}
La ambientación de La obsesión de Celine (2024) convierte la ciudad en un personaje más: calles iluminadas por luces artificiales, espacios urbanos húmedos, atmósferas cargadas de peligro y deseo. La estética “neon-noir” resalta la tensión constante, convirtiendo cada encuentro clandestino, cada confrontación emocional, en una escena pesada de ansiedad, culpa y posibilidades rotas. El film usa la ciudad como espejo de su doble moral y doble vida, sumergiendo al espectador en un mundo donde la fachada glamorosa esconde secretos peligrosos. :contentReference[oaicite:5]{index=5}
El guion de Yara Estrada Lowe oscila entre el deseo, la culpa y la obsesión, mostrando cómo un engaño puede destruir vidas, relaciones y la propia identidad. A medida que la historia avanza, las decisiones que parecían pequeñas revelan consecuencias devastadoras. El triángulo amoroso se convierte en un campo minado emocional: celos, resentimiento, chantaje moral y violencia psicológica irrumpen con fuerza. La película no idealiza el deseo ni la traición, sino que expone su crueldad, recordando que algunas heridas no sanan y que la obsesión, cuando se activa, puede consumirlo todo. :contentReference[oaicite:6]{index=6}
El desenlace de La obsesión de Celine (2024) no ofrece consuelo ni certidumbres. En vez de resoluciones limpias, deja cicatrices abiertas, heridas morales y una sensación de caos emocional persistente. Más que venganza, lo que queda es el peso de las decisiones, la culpa, la obsesión y un vacío interior difícil de llenar. La película no busca redención sino una catarsis dura, visceral y cruda, recordando que cuando lo íntimo se rompe, lo que queda puede ser irreparable. :contentReference[oaicite:7]{index=7}