
Dirigida por Jamie Bailey y estrenada en 2024 con el título original Mickey’s Mouse Trap, La trampa del ratón (2024) presenta un giro inesperado al transformar un ambiente aparentemente inocente en un escenario de tensión y caos. La historia se desarrolla durante una celebración nocturna que comienza como un juego, pero pronto se contamina con una presencia amenazante que acecha entre luces de neón, laberintos de máquinas y un misterio que crece a medida que avanza la noche. El filme mezcla humor oscuro, suspenso y guiños a la cultura pop de una manera irreverente y sorprendente.
La protagonista celebra su cumpleaños en una sala de juegos, rodeada de amigos y de la ilusión de una noche despreocupada. Sin embargo, lo que inicia con risas y bromas se convierte en un rompecabezas inquietante cuando un intruso disfrazado aparece entre las atracciones, confundiendo fantasía con amenaza real. El grupo, atrapado dentro del local, debe enfrentar una noche llena de decisiones apresuradas, secretos revelados y un miedo que crece con cada rincón oscuro que recorren en busca de respuestas.
El antagonista utiliza un disfraz inspirado en uno de los iconos más reconocibles del entretenimiento, pero aquí se apropia de él para sembrar desconcierto y vulnerabilidad. La película juega con la contradicción entre la apariencia infantil del personaje y las intenciones siniestras que se ocultan detrás de cada movimiento. Esta mezcla de nostalgia torcida y tensión psicológica construye un ambiente extraño, perturbador y lleno de humor negro.
La trampa del ratón destaca por su tono travieso, irreverente y caóticamente divertido. Los diálogos llenos de sarcasmo, junto con situaciones extremas, pintan una atmósfera donde el terror y la comedia se rozan constantemente. Los personajes reaccionan con incredulidad, cinismo y pánico desbordado mientras intentan descifrar quién está detrás del disfraz y cuáles son sus intenciones reales. Esta mezcla explosiva convierte cada escena en un juego impredecible entre el absurdo y el peligro.
La ambientación dentro de la sala de juegos potencia la sensación de encierro y vulnerabilidad. Pasillos estrechos, luces intermitentes, máquinas apagadas y pequeños escondites componen un escenario ideal para la tensión. El recorrido por el local se convierte en una carrera desesperada donde los personajes deben usar su ingenio para sobrevivir mientras el antagonista siempre parece estar un paso adelante, moviéndose con inquietante habilidad entre las sombras y los destellos fluorescentes.
El clímax de La trampa del ratón (2024) presenta una revelación que descoloca tanto a los personajes como al espectador. El enfrentamiento final combina humor, sorpresa y un giro que reinterpreta todo lo vivido durante la noche. La película cierra con una nota de irreverencia que respeta su espíritu juguetón y caótico, dejando claro que este relato no busca tomar nada demasiado en serio, excepto la idea de que incluso la diversión más inocente puede transformarse, en un instante, en un juego mortal.