
Ronnie es una adolescente rebelde, dolida por el divorcio de sus padres y alejada del mundo que solía amar: la música. En contra de su voluntad, pasa el verano con su padre Steve en un pueblo costero. Lo que parece un castigo se convierte en un viaje interior, donde descubrirá el poder del perdón, el amor… y una melodía que aún late dentro de ella.
Mientras Ronnie se abre lentamente al cariño de su padre y a su pasión por el piano, también encuentra el amor en Will, un chico que desafía sus prejuicios. Pero la historia no es solo sobre un romance: es sobre reconectar con uno mismo y con quienes creemos haber perdido. En cada silencio entre notas, hay un mensaje sobre la vida, la familia y los instantes que no vuelven.
Basada en la novela del propio Nicholas Sparks (quien escribió primero el guion), y dirigida por Julie Anne Robinson, La última canción mezcla los ingredientes clásicos del autor: emociones intensas, relaciones fracturadas, escenarios naturales hermosos y giros que aprietan el corazón. Miley Cyrus interpreta con sinceridad a Ronnie, en un papel que marca su transición a un cine más maduro.
La banda sonora, suave y emotiva, acompaña la transformación de Ronnie y su reencuentro con el piano. Las melodías reflejan tanto el dolor como la ternura, y funcionan como puente entre personajes que, aun sin hablar, se entienden a través de las teclas. Una música que no solo suena… sino que abraza.
La última canción es una historia sobre reencuentro, amor, pérdidas y lo que permanece cuando todo cambia. Ideal para quienes disfrutan de los relatos íntimos, con lágrimas sinceras y lecciones suaves pero profundas. Una película que nos recuerda que, aunque algunas canciones terminan… siguen sonando en el alma.