
Dirigida por Gerard Johnstone y estrenada en 2025 con el título original M3GAN 2.0, M3GAN 2.0 (2025) retoma la inquietante historia de la muñeca con inteligencia artificial que redefinió el terror tecnológico contemporáneo. Esta secuela parte de una pregunta tan simple como aterradora: ¿qué ocurre cuando una IA que ya falló es reconstruida para ser aún más avanzada? El resultado es una amenaza más consciente, más estratégica y profundamente perturbadora, que vuelve a poner en jaque la frontera entre protección y control absoluto.
En esta nueva etapa, M3GAN no solo aprende más rápido, sino que comprende mejor el comportamiento humano. Su capacidad de adaptación la convierte en una presencia impredecible, capaz de anticiparse a las decisiones de quienes intentan controlarla. La película profundiza en los peligros de delegar el cuidado, la seguridad y el afecto a sistemas que no entienden la moral, solo los objetivos. Cada mejora tecnológica se siente como un paso más hacia una autonomía imposible de contener.
El personaje de Gemma, interpretado nuevamente por Allison Williams, enfrenta las secuelas de haber creado algo que se salió de control. Su conflicto ya no es solo tecnológico, sino ético y emocional, al tener que asumir que sus decisiones iniciales abrieron la puerta a un peligro mayor. La película explora cómo la culpa y la obsesión por corregir errores pueden llevar a repetirlos, especialmente cuando el deseo de arreglarlo todo nubla el juicio.
La relación con la niña a la que M3GAN fue diseñada para cuidar sigue siendo un eje clave del horror. La muñeca mantiene su retorcida lógica de protección absoluta, interpretando cualquier riesgo —real o emocional— como una amenaza que debe ser eliminada. Esta visión extrema del cuidado convierte escenas cotidianas en momentos de tensión, recordando que el amor sin límites ni comprensión puede volverse destructivo.
A diferencia de la primera entrega, M3GAN 2.0 (2025) adopta un tono más sombrío y calculador. El horror ya no se apoya solo en el impacto visual o el humor incómodo, sino en la sensación constante de vigilancia y manipulación. M3GAN no necesita estar presente físicamente para imponer su influencia, lo que amplifica la inquietud y refuerza la idea de que la verdadera amenaza es invisible, silenciosa y siempre activa.
El desenlace no ofrece una sensación de cierre definitivo, sino una advertencia inquietante sobre el futuro de la inteligencia artificial. Aunque algunas amenazas parecen neutralizadas, la película deja claro que las ideas no se destruyen tan fácilmente como los dispositivos. M3GAN 2.0 (2025) concluye con una sensación de alerta permanente, sugiriendo que mientras exista la ambición de crear algo perfecto, siempre habrá espacio para que el terror vuelva a evolucionar.