
Dirigida por Adam Brooks y estrenada en 2025 con el título original The Life List, Mi lista de deseos (2025) sigue la historia de Alex, interpretada por Sofia Carson, cuya vida se desmorona cuando su madre Elizabeth —a cargo de Connie Britton— fallece de cáncer metastásico. En medio del duelo, Alex descubre que no recibirá su herencia de inmediato, sino solo después de completar una lista de tareas que ella misma escribió a los trece años. A través del abogado Brad, interpretado por Kyle Allen, Alex se ve obligada a abandonar una existencia construida por deber y enfrentarse a la posibilidad de vivir la vida que siempre evitó.
La famosa “lista de la vida” no es solo un conjunto de retos: es un mapa emocional que Alex debe recorrer para reencontrarse consigo misma. Desde enfrentar miedos infantiles hasta realizar actividades que alguna vez soñó con pasión, cada ítem revela una parte de ella que quedó enterrada bajo responsabilidades y expectativas ajenas. Cuando ve el primer video dejado por su madre, entiende que esta herencia no se trata de dinero, sino de recuperarse como persona. La película convierte la lista en un dispositivo narrativo cargado de nostalgia, dolor y renovación.
La relación entre Alex y Brad añade complejidad al viaje emocional. Brad no es solo el ejecutor de la herencia: se convierte en un acompañante involuntario pero significativo. Sus conversaciones, tensiones y silencios revelan una conexión que crece lentamente, más auténtica que las relaciones que Alex había mantenido por costumbre. Su presencia impulsa a Alex a salir de la coraza en la que vivió por años. A través de él, la película explora la idea de que el verdadero crecimiento personal también surge cuando uno se atreve a dejarse ver.
Completar la lista enfrenta a Alex con verdades dolorosas, incluyendo el descubrimiento de que su padre biológico no es quien creía. Esta revelación provoca tensiones familiares, discusiones y una búsqueda emocional que la lleva a cuestionar su origen y el significado de pertenecer. En paralelo, intenta reconciliarse con un pasado que nunca enfrentó: su relación fracturada con su padre Sam, la idealización de su madre y las comparaciones constantes con sus hermanos. Cada encuentro la empuja a dejar de huir de su historia para comenzar, por fin, a integrarla.
A medida que avanza su transformación, Alex vive experiencias que la sacuden profundamente: romances que no encajan, expectativas frustradas, encuentros fallidos y decisiones impulsivas que la enfrentan con sus límites. Comete errores, hiere y es herida, pero en ese caos aprende lo que realmente significa amar sin miedo. La honestidad del guion muestra que el crecimiento no es lineal: está lleno de tropiezos, retroscesos y confesiones difíciles. Y es allí donde Alex descubre su verdadera fortaleza.
El desenlace de Mi lista de deseos (2025) reúne todos los hilos emocionales del viaje. Alex recibe finalmente su herencia: el hogar familiar, símbolo de raíces, memoria y pertenencia. En el último video, su madre le recuerda que el amor verdadero es una elección que requiere valentía. Alex, más consciente de sí misma que nunca, se sincera con Brad, reconociendo que él encarna los valores que siempre buscó: bondad, inspiración y un futuro compartido sin miedo. La película cierra con una celebración de año nuevo que simboliza renacimiento, unión y el inicio de una vida vivida con intención.