
Dirigida por Brad Bird, Misión Imposible: Protocolo fantasma (Mission: Impossible – Ghost Protocol) se estrenó en 2011 y se convirtió en un punto de inflexión para la saga. Con más humor, espectáculo y un tono renovado, la cuarta entrega llevó las misiones de Ethan Hunt a una escala global, consolidando la franquicia como una de las más emocionantes y consistentes del cine de acción.
La trama arranca cuando la IMF es acusada de estar detrás de un ataque terrorista al Kremlin. Tras ser desmantelada oficialmente, Ethan Hunt (Tom Cruise) y su equipo deben operar sin respaldo ni recursos, en una misión secreta para limpiar el nombre de la agencia y detener a Kurt Hendricks (Michael Nyqvist), un peligroso anarquista que busca detonar un conflicto nuclear a escala mundial.
Tom Cruise retoma a Ethan Hunt con más intensidad que nunca, protagonizando algunas de las escenas de acción más recordadas de la saga. Simon Pegg tiene un papel más destacado como Benji, aportando humor y frescura al equipo. Paula Patton encarna a la agente Jane Carter, con una mezcla de fuerza y vulnerabilidad, mientras que Jeremy Renner debuta como William Brandt, un analista con un pasado enigmático que añade tensión y misterio al grupo.
La dirección de Brad Bird aporta dinamismo y espectacularidad, con secuencias filmadas en formato IMAX que elevan la experiencia visual. La ambientación recorre distintos rincones del mundo, desde Moscú hasta Dubái y Bombay, ofreciendo escenarios impresionantes. La atmósfera combina adrenalina, humor y un aire de aventura global, diferenciándose del tono más oscuro de la tercera entrega.
La música, compuesta por Michael Giacchino, mantiene la esencia del icónico tema de Lalo Schifrin, adaptándolo con un aire contemporáneo y energético. El tono general es vibrante, con una mezcla equilibrada de suspenso, acción y ligeros toques de comedia que refrescaron la franquicia.
Misión Imposible: Protocolo fantasma (2011) no solo ofreció escenas memorables —como la escalada de Ethan en el Burj Khalifa, uno de los momentos más icónicos del cine de acción moderno—, sino que también revitalizó la saga para las nuevas generaciones. Una entrega que equilibró espectáculo, carisma y tensión, consolidando a Misión Imposible como una de las franquicias más sólidas del género.