
Dirigida por David Derrick Jr., Jason Hand y Dana Ledoux Miller, y estrenada en 2024 con el título original Moana 2, esta secuela retoma la historia de la valiente exploradora polinesia que conquistó al mundo en su primera aventura. Con las voces de Auli‘i Cravalho y Dwayne Johnson, la película nos presenta a una Moana más madura, consciente del peso de su legado y llamada nuevamente por el océano hacia un viaje que desafiará su valentía, su identidad y su capacidad para guiar a todo un pueblo. El filme combina emoción, humor y tradición cultural en una narrativa que conecta el pasado con un futuro lleno de posibilidades.
La historia se desarrolla en un archipiélago donde las islas parecen respirar con Moana, respondiendo a sus dudas y a la fuerza creciente de su conexión con la naturaleza. El océano vuelve a ser un personaje en sí mismo: juguetón, protector y a veces impredecible. Las aldeas, los arrecifes y los cielos estrellados están llenos de símbolos que anuncian que algo profundo está por cambiar. El ambiente visual no solo es exuberante, sino que honra la espiritualidad polinesia, reforzando la idea de que el viaje de Moana es también un viaje hacia sus raíces.
Moana enfrenta nuevas responsabilidades como líder, mostrando una madurez emocional que contrasta con la sensación de estar llamada a algo más grande. Su relación con Maui, interpretado nuevamente por Johnson, añade humor y complicidad, pero también momentos de tensión que reflejan cuánto han crecido ambos. Maui continúa siendo un héroe imperfecto, impulsivo y entrañable, mientras Moana se convierte en una guía que ya no busca validación, sino equilibrio entre su pueblo y su espíritu aventurero.
La trama central surge cuando Moana descubre señales de un peligro que no afecta solo a su isla, sino a todo el Pacífico. Leyendas olvidadas resurgen con fuerza, vinculadas a dioses, criaturas marinas y fuerzas naturales que parecen actuar en desbalance. Esta amenaza no es puramente física: cuestiona la identidad de Moana, su rol como navegante y su conexión con la tradición de sus ancestros. La joven deberá enfrentar miedos internos y decisiones que podrían alterar el destino de su pueblo para siempre.
Visualmente, la película expande la estética del Pacífico con colores intensos, fluidos y luminosos. Las escenas bajo el agua revelan criaturas deslumbrantes, mientras las secuencias más espirituales se elevan con animación estilizada que evoca mitología ancestral. La música, nuevamente influenciada por ritmos y voces polinesias, refuerza cada emoción: desde la determinación de Moana hasta la potencia cómica de Maui. Es un universo visual y sonoro que envuelve y conmueve.
El desenlace muestra a Moana aceptando que su destino no está limitado a una isla ni a un rol específico, sino a un camino que la conecta con su pueblo y con el vasto océano. La película concluye con una nota emocional y luminosa: Moana no solo navega hacia lo desconocido, sino hacia una versión más completa de sí misma. Moana 2 deja un mensaje inspirador sobre identidad, comunidad y la valentía de escuchar aquello que solo el corazón puede reconocer.