
Dirigida por Brandon Cronenberg, Muerte infinita (título original: Infinity Pool) es un perturbador thriller psicológico y de ciencia ficción que explora la decadencia moral, el deseo y la pérdida de identidad. Fiel al estilo de su padre, David Cronenberg, el director construye una historia que combina erotismo, violencia y crítica social en una atmósfera inquietante y surrealista. Protagonizada por Alexander Skarsgård y Mia Goth, la película lleva al espectador a los límites de lo humano y lo éticamente posible.
La historia sigue a James Foster (Alexander Skarsgård), un escritor frustrado que viaja con su esposa Em (Cleopatra Coleman) a un lujoso y exótico resort. Allí conocen a Gabi (Mia Goth), una misteriosa mujer que los introduce a un grupo de turistas ricos y hedonistas. Tras un accidente fatal, James descubre que el país en el que se encuentran aplica una ley brutal: los culpables de un crimen pueden ser ejecutados… o pagar por crear un clon que muera en su lugar. Lo que comienza como una pesadilla legal se transforma en una espiral de placer, muerte y despersonalización.
Alexander Skarsgård interpreta magistralmente a un hombre que se desintegra moral y psicológicamente, atrapado entre el miedo y la fascinación por su propia decadencia. Pero es Mia Goth quien se roba la película con una actuación explosiva y perturbadora: su Gabi es tan seductora como aterradora, una figura de caos que empuja a James a cruzar todos los límites. Juntos, crean una dinámica de poder y sumisión que recuerda a las obras más oscuras del cine posmoderno.
Brandon Cronenberg construye una atmósfera visual opresiva y fascinante. Los colores saturados, los efectos de luz estroboscópica y las secuencias oníricas transmiten el descontrol de la mente y el cuerpo. El director combina el horror corporal con una crítica feroz al privilegio y la deshumanización. Cada plano parece una pesadilla lujosa donde el deseo y la violencia se confunden hasta volverse indistinguibles.
La banda sonora, compuesta por Tim Hecker, utiliza sonidos electrónicos densos, reverberaciones y distorsiones que acompañan el descenso a la locura de los personajes. La música no busca agradar, sino incomodar, reflejando la fractura emocional y moral que atraviesa a los protagonistas. Los silencios abruptos y los ruidos mecánicos refuerzan el tono de alienación constante.
Muerte infinita (2023) —Infinity Pool— es una experiencia cinematográfica extrema, tan provocadora como fascinante. Brandon Cronenberg mezcla el horror corporal, la ciencia ficción y la sátira social para ofrecer una reflexión sobre el poder, la impunidad y la pérdida del yo. Con su estética hipnótica y su violencia simbólica, la película se consolida como una de las obras más inquietantes del cine contemporáneo, donde el cuerpo deja de ser humano para convertirse en un espejo del deseo más oscuro.