
Dirigida por Justin Lin, Rápido y furioso: Reto Tokio (The Fast and the Furious: Tokyo Drift) se estrenó en 2006 como la tercera entrega de la saga. Aunque se aparta de los personajes originales, introdujo el drifting y una nueva ambientación que revitalizó la franquicia con un aire fresco y diferente.
La historia sigue a Sean Boswell (Lucas Black), un adolescente problemático que es enviado a vivir a Japón para evitar la cárcel en Estados Unidos. Allí descubre el mundo de las carreras clandestinas de drift, dominadas por el carismático pero peligroso Takashi (Brian Tee). Con la ayuda de Han (Sung Kang), Sean aprende a dominar esta técnica y encuentra un nuevo sentido de pertenencia en la cultura del automovilismo japonés.
Lucas Black aporta frescura como Sean, un joven rebelde en busca de redención. Sung Kang se roba el show como Han, un personaje que se convertiría en uno de los más queridos de la saga. Nathalie Kelley interpreta a Neela, el interés romántico de Sean, mientras que Brian Tee aporta intensidad como el antagonista Takashi. Además, hay un cameo sorpresa de Vin Diesel que conecta la película con la historia principal.
Con una ambientación vibrante en Tokio, la película destaca por sus secuencias de drift espectaculares, llenas de precisión y estilo. La cultura callejera japonesa, los autos modificados y las carreras en escenarios únicos, como un estacionamiento vertical, ofrecen un espectáculo visual distinto al de las entregas anteriores.
La banda sonora mezcla hip-hop, reguetón y música electrónica con un fuerte sabor asiático, incluyendo el icónico tema “Tokyo Drift” de Teriyaki Boyz. La música refuerza la energía juvenil y la identidad urbana de la película.
Reto Tokio fue recibido con opiniones divididas en su estreno, pero con el tiempo se ha convertido en una película de culto dentro de la saga. Su estilo único, la introducción del drifting y la figura de Han ampliaron el universo de Rápido y furioso, consolidando esta entrega como un punto clave en la evolución de la franquicia.