
Dirigida por Isao Takahata y producida por Studio Ghibli, Recuerdos del ayer (Omoide Poroporo) es una obra contemplativa y profundamente emocional estrenada en 1991. A diferencia de otras producciones del estudio, esta película se centra en la vida adulta y la memoria, abordando temas como el crecimiento personal, la identidad y el paso del tiempo. Es un relato realista y poético que ha conmovido a generaciones.
La historia sigue a Taeko Okajima, una mujer de 27 años que vive en Tokio y decide tomarse unas vacaciones en el campo para ayudar en la cosecha de azafrán. Durante el viaje, Taeko comienza a rememorar su infancia en la década de 1960, reviviendo momentos cotidianos llenos de alegría, incomodidad y descubrimiento. A través de estos recuerdos, reflexiona sobre su vida actual, sus decisiones y el futuro que desea construir.
Miki Imai interpreta a Taeko adulta, transmitiendo serenidad y melancolía, mientras que Yoko Honna da voz a su versión infantil, capturando con naturalidad la curiosidad y vulnerabilidad de la niñez. Toshio, un joven campesino interpretado por Toshiro Yanagiba, representa una vida sencilla y cercana a la naturaleza que contrasta con el ritmo urbano de Taeko. Los personajes secundarios —familiares, compañeros y trabajadores rurales— aportan matices realistas que enriquecen el relato.
La animación combina dos estilos diferenciados: los segmentos ambientados en el presente tienen un trazo más definido y realista, mientras que los recuerdos de la infancia presentan líneas suaves y colores más difuminados, evocando la sensación de estar hojeando un álbum de memorias. Esta elección estética refuerza la temática de nostalgia y reflexión que atraviesa toda la obra.
La banda sonora, compuesta por Katz Hoshi, utiliza melodías suaves y coros tradicionales búlgaros que aportan una atmósfera contemplativa y emocional. La música acompaña los momentos introspectivos de Taeko y las escenas rurales, generando un ambiente de calma y conexión con el pasado.
Recuerdos del ayer (1991) es una de las obras más adultas y sutiles de Studio Ghibli. Con una narrativa pausada, animación exquisita y personajes profundamente humanos, invita al espectador a mirar hacia atrás y reconciliarse con su propia historia. Es una película que celebra la memoria, la naturaleza y las decisiones que dan forma a nuestras vidas.