
Sobreviviendo a la Navidad es una comedia poco convencional que juega con una idea tan absurda como original: ¿y si alguien pudiera “alquilar” una familia para no pasar solo las fiestas? Ben Affleck interpreta a Drew Latham, un ejecutivo millonario que, abrumado por la soledad en Navidad, ofrece una fuerte suma de dinero a los habitantes de su antigua casa de infancia… para que finjan ser su familia durante las fiestas.
La familia Valco (encabezada por James Gandolfini y Catherine O’Hara) acepta la oferta, pero lo que sigue es una serie de malentendidos, tensiones forzadas, decoraciones navideñas obligadas y escenas tan incómodas que terminan siendo cómicas. Todo está armado… hasta que aparece la hija, Alicia (Christina Applegate), y comienza a derrumbarse la fachada.
Aunque la premisa suena excéntrica, la película esconde una crítica a la superficialidad de las fiestas. Drew intenta “comprar” una experiencia navideña perfecta, pero descubre que los vínculos reales no se construyen con dinero ni se improvisan con guiones. Entre regalos forzados, sesiones de fotos absurdas y cenas tensas, va aflorando algo más sincero.
Affleck interpreta a un personaje egocéntrico, infantil y torpe, pero con una vulnerabilidad que, poco a poco, se asoma entre tanta exageración. La química con Applegate funciona, y aunque hay momentos demasiado forzados, la película encuentra su equilibrio entre el caos y la ternura.
Sobreviviendo a la Navidad no es un clásico, ni pretende serlo. Pero sí ofrece una mirada distinta sobre lo que realmente buscamos en esta época del año: conexión, pertenencia y un poco de calor humano. A pesar de su humor incómodo y situaciones absurdas, tiene corazón y un cierre que redime todo el desastre previo.
Ideal para quienes disfrutan de comedias navideñas poco tradicionales, con enredos, familias disfuncionales y redención en el último minuto. Porque a veces, incluso las Navidades más caóticas dejan un buen recuerdo.