
Dirigida por Malcolm D. Lee, Space Jam: Una nueva era (*Space Jam: A New Legacy*) es la secuela espiritual del clásico de 1996 que mezcla animación y acción real con un enfoque moderno. Protagonizada por LeBron James, la película traslada la acción al mundo digital, combinando personajes icónicos de Looney Tunes con referencias a múltiples franquicias de Warner Bros., en una propuesta visualmente ambiciosa y llena de guiños.
LeBron James intenta conectar con su hijo Dom, quien sueña con ser diseñador de videojuegos. Durante una visita a Warner Bros., ambos son absorbidos por un universo digital controlado por Al-G Rhythm (Don Cheadle), una inteligencia artificial que desafía a LeBron a un partido de básquet dentro de un videojuego. Para recuperar a su hijo y salvar a todos, LeBron debe formar un equipo con los Looney Tunes y enfrentarse a un poderoso equipo de superjugadores digitales: el Goon Squad.
LeBron James demuestra carisma y autoironía en su papel protagónico, participando activamente en secuencias tanto cómicas como emotivas. Don Cheadle brilla como el villano Al-G Rhythm, ofreciendo una interpretación exagerada y divertida. Los Looney Tunes, encabezados por Bugs Bunny, Lola Bunny y el Pato Lucas, mantienen su espíritu clásico y aportan humor desenfadado.
La película combina animación 2D tradicional con animación 3D moderna y acción real, logrando un espectáculo visual muy variado. Los mundos digitales del “Servidorverso” incluyen referencias a universos de DC, Matrix, Game of Thrones y más, funcionando como un gran homenaje al catálogo de Warner Bros. Las escenas del partido final están llenas de detalles y cameos para los espectadores atentos.
La música mezcla temas hip-hop, pop contemporáneo y arreglos orquestales heroicos. Canciones enérgicas acompañan las secuencias deportivas, mientras que la partitura subraya los momentos familiares y nostálgicos, equilibrando emoción y diversión.
Space Jam: Una nueva era (2021) moderniza el concepto original al trasladarlo a la era digital y expandir el universo con cameos y referencias. Aunque no iguala la frescura nostálgica del film de 1996, ofrece entretenimiento visual espectacular, humor familiar y un mensaje sobre la importancia de la autenticidad y la conexión familiar.