
Después de los eventos de Los Vengadores, Thor regresa a Asgard intentando restablecer el orden en los Nueve Reinos. Pero una nueva amenaza emerge desde las profundidades del tiempo: los elfos oscuros, liderados por el enigmático y letal Malekith, desean sumir el universo en una oscuridad eterna. Para detenerlos, Thor deberá unir fuerzas con alguien que conoce demasiado bien… su astuto hermano Loki.
Esta entrega expande el universo cósmico de Marvel, mezclando mitología nórdica con ciencia ficción. Mientras las fronteras entre mundos colapsan, Thor se debate entre el deber y el corazón: su amor por Jane Foster y su desconfianza (muy justificada) hacia Loki. Todo ocurre bajo cielos grises, batallas titánicas y secretos que cambian el destino de Asgard para siempre.
Aunque Thor es el protagonista, Loki (interpretado por Tom Hiddleston) brilla con intensidad. Carismático, impredecible y siempre al borde entre el bien y el mal, es el antihéroe que agrega profundidad, humor y peligro a cada escena que pisa. La dinámica entre los dos hermanos es uno de los ejes emocionales más fuertes de la película.
Dirigida por Alan Taylor, esta secuela mezcla drama intergaláctico, batallas con martillo, y giros inesperados con un tono más serio que otras entregas del MCU. Aunque no es la favorita de todos, tiene escenas visuales impactantes y momentos clave para el desarrollo de personajes que marcarán el futuro del universo Marvel.
Thor: Un mundo oscuro es una historia sobre pérdida, legado y redención, envuelta en capas de magia antigua y tecnología futurista. Ideal para quienes disfrutan las historias con tonos más oscuros, familias disfuncionales en medio de guerras cósmicas y héroes que, pese a su poder, aún buscan su lugar.